Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!
Salmos 139:13–14
¿A veces olvidas lo maravillosa que eres? ¿Olvidas que fuiste hecha hermosa y eres la creación de un afectuoso Padre celestial?
Vivimos en un mundo que nos facilita bastante el ser duras con nosotras mismas. La industria de la moda dictamina lo que deberíamos usar, y las revistas de glamour indican cómo combinar todo y los medios de comunicación nos recuerdan casi a diario el funesto fracaso que se produce al intentar ser todo para todos. El mundo nos hace sentir hermosa.
¿Adónde puedes ir a buscar un reflejo real de ti misma? ¿Adónde puedes encontrar el espejo adecuado que te muestre que cada curva, cada ángulo, cada minúsculo poro de tu rostro y tu cuerpo están diseñados artísticamente? Ese espejo está todo el tiempo contigo y puedes contemplarte en él en cualquier momento del día.
Solo tienes que silenciar tu mente, inclinar tu cabeza y echar una mirada a tu interior para ver las maravillas que fueron creadas artísticamente dentro de ti. Eres el reflejo de tu Creador, y eso te hace hermosa.
Mientras transitas hoy tu día, deja que el mundo se quede con sus listas de mejores y peores, sus estándares de belleza y sus identidades superficiales.
Tú tienes lo que es real, y eso es parte de lo que te hace una magnífica mujer de gran valor.
Un pensamiento valioso
El asombro es la base de la adoración.
Thomas Carlyle
Señor, me asombro y maravillo al ver quién soy. Ayúdame a hacer brillar mi luz de manera tal que otros puedan conocerte. Soy una mujer maravillada de saber que han sido tu gracia y tu obra en mí las que me han hecho digna. Amén.