Una mujer con oportunidades maravillosas
Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto, manteniendo la conciencia limpia, para que los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo, se avergüencen de sus calumnias. 1 Pedro 3:15–16
¡Caramba! ¡Qué pasaje más maravilloso! Tenemos la bendición de una oportunidad inmensurable casi a cada momento. ¿Cuál es esa oportunidad? Es la posibilidad de llevar esperanza a la vida de alguien más. Como mujer de valor, tu esperanza en Cristo es clara como el cristal. Es evidente en todo tu ser. Está ahí porque lo honras en todo lo que haces.
¿Cómo logras esto? Estando pronta para compartir tu corazón, pensamientos y fe cuando alguien pide ayuda, y a veces, aun cuando no la pide con palabras, sino con sus actos. Haces brillar tu luz y con bondad y respeto iluminas tu entorno de modo tal que otros pueden ver tu esperanza permanente. Mientras más haces esto, más oportunidades gozosas te brinda Dios.
Tengo una hermana que siempre me expresa su inquietud acerca de si estará haciendo lo que Dios desea que haga. Realmente es una mujer de oración muy fiel, que dobla sus rodillas casa vez que la adversidad golpea su vida.
Luego de decirme lo que debería hacer, me comenta sus historias personales al testificar del amor de Dios a algún compañero de trabajo y de la bendición evidente que sobrevino a partir de las palabras que ella compartió. Eso es aprovechar una oportunidad y crear un momento para que Dios pueda actuar.
Compartes tu historia y la historia de Cristo y alguien querrá conocer más al respecto. Ese es el ministerio del amor. Una mujer de valor es una ministra constante, abrazando a otros, compartiendo su bondad, honrando a Dios. Seamos todas hermanas en ese aspecto.