Una Mujer de Manos y Corazón Generoso
El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. Proverbios 11:25
La mayoría de nosotras disfruta de las cosas lindas que hemos acumulado con el tiempo. Tenemos tesoros especiales que nos alegran, los cuales hemos adquirido al visitar tierras extranjeras, o que nos obsequiaron nuestros hijos o nuestros cónyuges en nuestro aniversario. Estamos agradecidas por haber sido tan bendecidas.
La mayoría de nosotras disfruta de las cosas lindas que hemos acumulado con el tiempo
En la medida en que entendemos mejor el significado de adquirir posesiones y el significado de dar, quizás podamos ver que el Espíritu de Dios nos ofrece aun más maneras de contemplar esas bendiciones.
Podemos aferrarnos a nuestros tesoros especiales para siempre y sacarlos cuando viene un nuevo visitante, compartiéndolos con frecuencia. O podemos esconderlos, esperando que nunca nadie pueda quitárnoslos.
El desafío es entender la diferencia entre poseer algo, o ser poseída por ello. Se nos ha dicho que donde está nuestro tesoro, allí está nuestro corazón.
Ya sea que tengamos abultadas o pequeñas cuentas de banco, muchas o pocas posesiones, el problema continúa siendo el mismo. La generosidad es el requisito del Espíritu. Cuando somos generosas con otros, no solo les hacemos bien a ellos, sino también a nosotras mismas. El dar trae gozo.
Las mujeres suelen ser francas y generosas. Dan voluntariamente sus servicios, sus habilidades, su tiempo y su amor. Las mujeres de valor dan un paso más.
Se dan voluntariamente ellas mismas con un corazón de total agradecimiento porque saben que todo lo que tienen solo es prestado. Sus posesiones son regalos generosos de Dios. Estos dones son para ser compartidos. Que esta semana sea de ronovación para tu alma y tu espíritu.