
Una Mujer de Valor es de Ayuda
El que es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres. Despide al insolente, y se irá la discordia y cesarán los pleitos y los insultos. El que ama la pureza de corazón y tiene gracia al hablar tendrá por amigo al rey.
Proverbios 22:9-11
Estos proverbios ofrecen una guía de cómo, una mujer de valor puede ser útil a los demás. La primera bendición viene cuando ayudas a alimentar a los pobres. Cuando literalmente ofreces tu ayuda a un comedor de beneficencia o alimentas a tu prójimo, Dios ve tu trabajo y te bendice. Quizás te resulte más sencillo alimentar el espíritu de quienes te rodean. De ser así, siempre serás de ayuda, porque Dios te estará poniendo continuamente en medio de almas hambrientas.
Si te alzas en defensa de otros cuando están siendo intimidados o atacados por quienes tienen espíritus miserables, eres una pacificadora. Ayudas a restaurar el balance y la posibilidad de que sucedan cosas buenas. Dios siempre bendice a los pacificadores porque hacen del mundo un mejor lugar para todos.
Dios siempre bendice a los pacificadores porque hacen del mundo un mejor lugar para todos.
Lo opuesto de quienes arrojan insultos son las personas que profieren bondad a los demás. Cada vez que ofreces un corazón amable y palabras sinceras, estás colaborando con la causa de Dios en la tierra. Ayudas a lograr que la presencia de Dios se manifieste en las situaciones.
Si en este momento haces una lista de todos los modos en que consideras que has ayudado a otros esta semana, fíjate si encuentras los siguientes: alimentaste el corazón, mente y cuerpo de alguien que conoces; trajiste paz a una situación difícil enviando lejos palabras e ideas ofensivas; fuiste amiga del Rey hablando a quienes te rodean con palabras sinceras de amor y bondad.
Si encuentras esas acciones en tu lista, fíjate si en los próximos días puedes ampliar tu ayuda con nuevas acciones. Estas no son cosas para ir tachando de una lista, sino para realizarlas cada día de tu vida.