Una Mujer Dispuesta a Servir
Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano. 1 Corintios 15:58
Las mujeres nacieron para servir. Los hombres nacieron para servir. Todos nacimos para servirnos mutuamente porque a eso nos llamó Dios. ¿Qué significa servir? ¿Debemos salir y encontrar un comedor de beneficencia, o colaborar en el cuidado de los niños en el servicio dominical? Tal vez, pero echemos un vistazo a qué otro significado puede tener el estar dispuestas a servir.
Para una mujer de gran valor, el servicio es una cuestión de actitud. Cuando servimos a otros e interiormente pensamos algo así como: “Estoy segura de que Dios está orgulloso de mí hoy. Mira todas las cosas buenas que estoy haciendo”, tal vez nos sorprenda descubrir que hemos hecho las acciones correctas, pero olvidando agregar la actitud del corazón correcta. Cuando servimos y nos felicitamos por haberlo hecho, puede que hayamos estado “dispuestas” a servir, pero estuvimos mucho más interesadas en cumplir una obligación o asegurarnos de que otros sepan que hicimos nuestra parte.
Nuestra idea como mujeres dispuestas a servir debe ser que sin importar qué, ni dónde, ni para quién, solo podemos denominarlo “servicio” si lo hacemos con el espíritu correcto. Si estamos sirviendo a Dios, todo lo que hagamos debe ser hecho en amor. Si estamos sirviendo en amor, ni siquiera nos detendremos a pensar acerca de qué tan bien estamos. ¿Ves la diferencia?
Servirnos unos a otros en amor es un trabajo que dura toda la vida. Lo interesante es que cuando hacemos todo en amor, la acción de servir deviene secundaria. ¡Estemos siempre dispuestas a servir a Dios de todas las formas posibles!