Una Mujer Radiante
Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación. 1 Tesalonicenses 5:8
Me arriesgaría a decir que muchas de nosotras probablemente consideremos que nuestro mecanismo de defensa es literalmente una armadura y no algo relacionado con los conceptos de amor y fe. Nuestra armadura sirve para protegernos de las lanzas y flechas que nos arroja la vida y de los pequeños golpes que aunque parecen sin importancia asedian a nuestro espíritu. Con nuestra mejor postura defensiva, damos un paso al frente, listas para enfrentar al mundo.
Mientras más reconozcas su presencia, más fuerte será y más intensamente irradiarás su luz y verdad a todos los que te rodean.