Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!».
ROMANOS 8.15 (NVI)
Padre, me has hecho tu hijo por medio de tu Espíritu. En tu bondad, me adoptaste y me libraste del pecado y la muerte.
Recuérdame hoy lo que significa ser tu hijo y estar libre de esa ley. Me resulta muy fácil vivir mi día según mis propios términos. Ayúdame a vivirlo bajo la luz de tu gracia.
Oro por mi familia y mis amistades. Ayúdalos a experimentar tu amor como su Padre y a sentir su herencia en tu Espíritu.
Gracias por aceptarme tal como soy, pero sin dejarme permanecer igual.
En el nombre de Jesús, amén.