Conversando con Dios
"Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén." San Mateo 6:9-13
Este es el modelo de oración que entregó Jesús a Sus discípulos. Si lo analizamos en detalle nos daremos cuenta que consta de las siguientes partes:
1) "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre."
Reconocemos a Dios como nuestro Padre Celestial y lo adoramos como Él se lo merece. Es nuestro Creador, Salvador, Señor y Maestro.
2) "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra."
Pedimos que el gobierno de Dios venga a nuestras vidas y que se haga Su voluntad en el seno de la familia, la Iglesia y la sociedad. Nos sometemos a Él como nuestro Señor y Dueño para que gobierne en todas las áreas de nuestra vida.
3) "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy."
A Dios clamamos por las necesidades más básicas de pan, techo y abrigo, cada día. Reconocemos que de Él viene toda bendición y bien material. Por Su misericordia vivimos y tenemos protección.
4) "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores."
Esta es una parte importantísima de la oración: pedir y dar perdón. Pedimos que el Señor nos perdone cada pecado y ofensa cometida por nosotros, sea intencional o involuntaria.
A la vez perdonamos a aquellas personas que nos dañaron y si no podemos hacerlo, rogamos a Dios que nos ayude a perdonarlas de corazón. Además de pedir y dar perdón, también debemos recibir perdón, pues hay cristianos que se resisten a recibir el perdón de Dios por una falta muy grande que cometieron. Esa resistencia es desconocer que el amor y la misericordia de Dios es mayor que el más grande pecado humano.
5) "Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal;"
Que el Señor no permita que caigamos cuando somos tentados, que podamos resistir, que nos de dominio propio para no pecar. Y también que podamos resistir a las tinieblas, que seamos protegidos del mal.
6) "porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén."
La última parte es una declaración de la autoridad y el poder Divino; es la afirmación de que en Dios tenemos puesta la más completa confianza. Así sea.