La oración es nuestra manera de comunicarnos con Dios. Necesitamos saber cómo comunicarnos con éxito y que nuestras oraciones sean contestadas.
Para poder hacer esto, consideremos tres de las peticiones de los discípulos, los que estuvieron más cerca de nuestro Señor durante su estadía en la tierra. Ellos deben saber mejor que nadie más qué se ha de pedir al Señor.
Primero, notemos algunas de las cosas que no pidieron: No pidieron riquezas, larga vida ni estar libres de pruebas y persecusión.
En Juan 14:8 uno de los discípulos pidió a Jesús que le mostrara al Padre. Jesús contestó: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (v. 9). Colosenses 1:15, hablando de Cristo dice: “El es la imagen del Dios invisible”.
Para poder conocer al Padre, es necesario que conozcamos a Jesús y que lo conozcamos bien. Se nos dice que debemos crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18).
Conocemos mejor a Jesús cuando permanecemos en Él. Él nos da este privilegio y el resultado es la oración contestada (Juan 15:7). “Enséñanos a orar” pidieron los discípulos al Señor (Lucas 11:1b).
Por toda la Biblia hay lecciones sobre la oración. No hemos de orar con egoísmo (Santiago 4:3), sino orar como Elías (Santiago 5:17,18; Cf. 1 Reyes 18:36b). Jesús dio un ejemplo de cómo orar a Dios. Hemos de orar ante todo que su nombre sea exaltado (Mateo 6:9) y que sea hecha la voluntad de Dios (v. 10).
Es muy importante que pidamos según la voluntad de Dios. Si lo hacemos, Él oirá y contestará nuestras oraciones (1 Juan 5:14,15). El Espíritu Santo nos guiará hacia lo que es la voluntad de Dios y nos ayudará en nuestras oraciones (Romanos 8:27).
Nadie conoce la voluntad de Dios mejor que Él. Otra petición de los discípulos fue: “Auméntanos la fe” (Lucas 17:5). El apóstol Pablo nos dice: “La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
La Palabra de Dios revela su voluntad. Cuando nos saturemos de su Palabra, nuestra fe aumentará y el Señor dice: “nada os será imposible” (Mateo 17:20). La Palabra de Dios declara: “Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4b).
Con estas cosas en mente, sigamos adelante, armados con la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, y el escudo de la fe, para conquistar para Cristo.
Hugh Jeter
52 Estudios Biblicos