De día en día, con sus fracasos y temores,
Heridas y flaquezas, lágrimas y errores,
Con su parte de dolor e inquietudes que cargar;
De día en día debemos llevar, tenemos que enfrentar.
De día en día hay que ser sufrido y resistente;
En la prueba y el agravio complaciente;
Entonces sus afanes pasarán y su penar cesará;
Se apagarán y morirán y la noche paz traerá.
De día en día, pero ¡ay! el día es prolongado,
Y el corazón no es fuerte y arrojado,
Acompáñanos para que el día no pierda lozanía;
Danos valor, paciencia y fuerza para el día.
Veloz, clara y suave Su respuesta obtengo;
“Sí, estoy contigo, tus males a aliviar yo vengo;
No te olvidaré, ni te fallaré, ni te afligiré;
No te abandonaré y jamás te dejaré”.
No somos llamados a llevar la carga del ayer,
Ni la sombría inquietud del incierto porvenir;
¿Por qué debemos ver adelante o hacia atrás con afán tal?
¿No es verdad que le basta a cada día su propio mal?
De día en día y cada día es Su día;
Sus horas ha contado, se apresuren o demoren.
Su gracia es suficiente; no vamos por la vida solos;
Como el día, así es la fuerza que siempre da a los Suyos.
De Día en Día
Un poema que nos habla del peregrinaje del cristiano, encontrando gracia y favor a su paso, mientras enfrenta el mal cotidiano.