Oh Dios
Me has acorralado en una esquina
Donde no puedo escapar.
Vengo a ti penitentemente
Porque hoy he pecado gravemente.
He traicionado mis más altos ideales.
He sido falso a mis convicciones internas.
Se que te he partido el corazón.
Gracias por tratar conmigo
En lo privado de tu Presencia personal
Porque mi pecado ha sido sólo contra Ti.
Límpiame, Señor.
Cámbiame. ¡El pecado es tan horrendo, tan atroz!
Renuévame hasta que yo sea espiritualmente contagiosa.
Penitente
Ante la consumación del pecado, no debemos huir de la presencia de Dios, sino acudir a él en busca de gracia y perdón.