El pastor Michael me mostró con orgullo el lugar donde su iglesia estaba poniendo nuevos inodoros. Todavía me estaba acostumbrando al olor, e intentaba hacerme el que no me perturbaba, como si cada día de mi vida anduviera por caminos de tierra empapados en orina. «Estos inodoros no son muy agradables según los estándares de tu país», me explicaba Michael. «Lo sé. Pero aquí en los tugurios de Kampala, Uganda, muchos niños se enferman porque lo que comen se prepara cerca del agujero en la tierra donde hacen sus necesidades.
Así que nuestra iglesia está construyendo los baños más lindos que se puedan tener aquí… para los niños». Me costó concentrarme mientras él seguía contándome sus planes. Porque tan pronto como dijo la palabra «niños», mi mirada se desvió hacia un grupo de niños que jugaban sobre una montaña de basura que había detrás de la iglesia. La misma apenas era un tinglado. Y en vez de jugar con una pelota, los niños parecían estar compitiendo por una cáscara de naranja.
Era extraño ver cómo estos niños se divertían tanto jugando solo con una cáscara; me pareció que se divertían más que muchos de los niños que juegan con un Wii donde yo vivo. Y esa montaña de desechos al borde de la propiedad de la iglesia del pastor Michael parecía ser el lugar más popular del vecindario. Me preguntaba, ¿cómo reaccionarían los padres de los niños de edad escolar de mi iglesia si se les pidiera dejar a sus hijos en un patio de juegos como este?
A los miembros de la iglesia del pastor Michael no les preocupaba, obviamente. Habían estado bajo el tinglado adorando con fervor por cerca de una hora, y me di
cuenta que ni siquiera les preocupaba el hecho de que había una pequeña cabra desayunando sobre la montaña de basura junto al lugar donde sus niños jugaban tirando una cáscara de naranja de aquí para allá. Una cabra flacucha, hambrienta y atemorizante. Michael debió haberse dado cuenta que yo estaba sumergido en esa escena. «Este es un monte musulmán», continuó él, captando otra vez mi atención hacia la conversación. «Estoy acostumbrado a enfrentarme a mucha oposición. Mucha gente no me quiere aquí.
Especialmente el brujo que intentó destruir nuestra iglesia amenazando a nuestros miembros. Pero cuando oramos que Dios enviara fuego del cielo, esa misma semana su casa se quemó, nos dejó en paz». Allí le lancé una mirada interrogativa. «No te preocupes», me dijo, guiñándome un ojo. «Él no estaba en casa en ese momento».
Durante el resto del recorrido, apenas pude seguir al pastor Michael. Se movía con rapidez y hablaba aun más rápido. Me sentía torpe tratando de sortear los charcos de barro mientras me guiaba a través de los callejones del vecindario. Esta era su villa, me dijo. Con cada paso que daba, detallaba cuánto quería transformarla para Cristo.
Una escuela en este espacio. Un consultorio médico en aquel. «Para los niños», continuó diciendo… Tonia podría actuar como una diva total si quisiera. Es hermosa, tiene buen salario, es famosa a nivel local, y supertalentosa. Así que la gente de nuestra comunidad queda notoriamente sorprendida cuando llegan para ayudar a servir el desayuno en un refugio para marginados y ven a Tonia haciendo huevos revueltos en la cocina.
Sucedió el otro día. Ella estaba sirviendo como voluntaria en un grupo de alcance de nuestra iglesia cuando alguien me preguntó: —¿No es ella la chica del noticiero? —Sí, es Tonia. Es genial. —¿Qué está haciendo aquí? —Está sirviendo. —Ah. Vaya. Eso es impresionante. De hecho, describiría el estilo de vida de Tonia como algo un poco más que impresionante. Yo lo calificaría como audaz. Estrictamente y de acuerdo con su título, es una presentadora de noticias, y una con múltiples galardones. Pero la presentadora de noticias no capta de verdad quién es Tonia.
Es una superheroína del servicio comunitario, quien ha desarrollado su vida aprovechando su talento en las cámaras para causar un impacto fuera de cámara.
Lo hace mejor que cualquier otra persona que he conocido. La ciudad de Charlotte está llena de madres adolescentes, familias sin hogar, y personas que no pueden salir de sus hogares, que han sido tocados por la pasión de Tonia por servir. Y no tiene reparos en reclutar a otros para que sirvan junto a ella. En su más reciente proyecto, se propuso convencer a miles para que se unieran a ella para una iniciativa llamada Semana del Amor.
Pidió que se comprometieran a dar cinco mil horas de servicio a la comunidad, en una sola semana. Nunca antes se había hecho algo así. No puedo decir que me sorprendí cuando escuché que la Semana del Amor sumó más de diez mil horas de servicio. Así es Tonia.
Cuando tiene una visión, generalmente suena un poco loca. La gente intenta explicarle que es algo que nunca antes se ha hecho. Y creo que a ella le gusta que sea así. Si es necesario, y nunca se ha hecho, ella parece asumir que es porque Dios quiere que ella misma lo haga.
Para el que no está acostumbrado, un pastor en los tugurios de Kampala, Uganda, y una presentadora de noticias haciendo huevos revueltos en Charlotte, Carolina del Norte, no tienen demasiado en común. Los desafíos con los que se enfrentan son tan diferentes como los hemisferios en los que viven. Pero yo los veo como gemelos.
Comparten el mismo ADN espiritual. Son guiados por la misma pasión. Logran cosas increíblemente asombrosas para la gloria de Dios. Su fe pareciera estar ultra cargada por algún tipo de fuente que el cristiano promedio nunca llega a aprovechar.
Es difícil definir exactamente qué es lo que hace que Michael y Tonia sean diferentes de otras personas que declaran creer en las mismas cosas que ellos creen, pero que en contraste viven vidas mediocres. La mayoría de los creyentes que he conocido realmente quieren encontrar la fuente de fe de alto octanaje de Michael y Tonia, y la quieren desesperadamente. No saben dónde buscarla. Sol, detente consiste en cómo descubrir ese tipo de fe. La llamo fe audaz.
Es mi deseo que la misma fe que late en la vida diaria de Michael y Tonia estará bombeando también en sus venas. Entenderá que Dios tiene mucho más en mente para su existencia sobre esta tierra que solo sobrevivir. Lo que usted considera posible para su vida se extenderá más allá de lo que jamás imaginó. Y la forma en que usted se acerca a Dios y lo experimenta cada día también cambiará. Radicalmente. Repentinamente. Irreversiblemente. Pero primero, una honesta revelación.
UNA TEOLOGÍA DE LA AUDACIA
Tengo la intención de causar una revolución en su mente. Accione sus interruptores y apague las luces de su lugar secreto favorito de inseguridad y temor. Luego, dele de nuevo al interruptor para que la verdad de Dios pueda iluminar el destino divino que quizá haya estado inactivo dentro de usted por años.
En esta predica lo que voy a hacer es activar su fe audaz. Inspirarlo para pedirle a Dios lo imposible. Y en el proceso, reconectarlo con su propósito y su potencial a la medida de Dios.
Probablemente no tenga uno de estos aun, pero es esencial. Es más, si alguna vez encuentra una teología que no conecte directamente la grandeza de Dios con el potencial que usted tiene para hacer cosas grandes en su nombre, no es una teología bíblica. Catalóguela como herejía.
Iré aun más lejos: si no se atreve a creer que Dios puede hacer lo imposible, se está durmiendo en las mejores partes de su vida cristiana. Más todavía: si el tamaño de la visión para su vida no lo intimida, es muy probable que sea una afrenta para Dios.
La fe audaz es la materia prima de la que está hecho el cristianismo auténtico. Es lo que desencadena en las personas comúnmente sensatas como usted y yo el deseo de comenzar a vivir con una osadía inhabitual.
Cuando viva de esta forma, sus ojos serán abiertos para ver su vida cotidiana en vívidos colores. Su crecimiento espiritual se acelerará a un ritmo sobrenatural.
Si usted es como la mayoría de los cristianos, audacia no es una palabra que usaría para describir su fe. La audacia, según mi diccionario, hace que las personas normales se comporten con «osadía o atrevimiento, especialmente con una confiada indiferencia hacia la comodidad personal [o] el pensamiento colectivo». Y, si lo piensa, una confiada indiferencia hacia el status quo es la esencia del evangelio.
Describe el camino radical que la vida de Cristo tomó sobre la tierra. Es el corazón de lo que significa vivir por fe. Por supuesto, cada creyente en Cristo tiene una medida de fe. Es el pre-requisito para ser salvo. Pero después de eso, si somos sinceros, pensamos en la fe sobre todo en términos de un pensamiento espiritual o un sentimiento satisfactorio.
Tenemos la esperanza de que sea suficiente como para llevarnos al cielo cuando muramos. Pero mientras tanto, apenas alcanza para orar, dar, e ir al culto de las once.
Permítame preguntarle: ¿el tipo de fe que usted experimenta produce el tipo de resultado en su vida que el que lee en las historias bíblicas de hombres y mujeres de fe? Lo más probable es que no esté ni cerca. Para la mayoría de nosotros, es difícil convivir con esta disparidad.
El abismo que vemos entre nuestras mundanas experiencias espirituales y la fe invencible de la que leemos en las historias de los héroes bíblicos es totalmente desalentador. Puede crear un gran peso de condenación y un sentido de fracaso en nuestros corazones. Puede que comencemos a sentir que nuestra fe quizá no es tan real. Algunos creyentes que he conocido se han cansado tanto de fingir la fe que se han dado por vencidos por completo.
TRASTORNO POSTRAUMÁTICO DE LA FE
Debo admitir que la fe es un asunto delicado para millones. Ha sido ultrajada, mal usada, distorsionada, y hasta desfigurada. A veces pareciera que hubiese una fe hecha a medida para cada persona: Si el tipo de fe de Gálatas 2:20 («Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí») es demasiado tosco para usted, cámbielo.
Cámbielo por un modelo más fácil, sin que se necesite hacer un pago inicial. Si confiar en el poder milagroso de Jesús es demasiado alocado para su mente moderna, hágalo fácil. Nunca le pida a Dios que le provea sobrenaturalmente. Ni se atreva a pedir sanidad física o nada que ponga a Dios en el centro. Porque, ¿qué pasaría si Él no contesta?
Muchos cristianos que conozco van por la vida tambaleando aturdidos. Sufren de un desorden postraumático de fe, se ocultan en sus sótanos, abren una lata de frijoles con salchichas, y esperan el fin del mundo. ¿Estoy describiendo su vida? Si es así, es probable que esté atascado en el modo de supervivencia espiritual.
Se ha conformado con la mediocridad espiritual. No está tratando de ser hipócrita. Es solo que, bueno, hasta ahora eso de la fe no le ha dado resultado. Pero no podemos permitir que los abusos y los malos entendidos nos detengan. Dios no tiene un plan B. La Biblia nos lanza un reto en Hebreos 11:6: Sin fe es imposible agradar a Dios. No puede ser más claro que eso.
La fe no es solo un pase para salir gratis del infierno. Es el ladrillo más vital de la construcción de su relación con Dios. Y es el único fundamento real sobre el que vale la pena establecer su vida. No podemos abandonar la promesa renovadora de la fe desmedida solo porque alguien habló del tema de forma imprudente y antibíblica. Sería vergonzoso que permitiéramos que las malas experiencias o las desilusiones pasadas nos mantuvieran atados, empobrecidos y cegados a lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas. Tenemos que encontrar una mejor manera.
EXISTE UN NIVEL MÁS ALTO
Usted está a punto de descubrir lo que sucede cuando se atreve a creerle a Dios aun en cuanto a lo imposible, pedirle a Dios lo imposible… y después actuar con una fe audaz para su gloria. Está a punto de descubrir que la fe no es una droga para sedarlo de una vida que odia. Es una fuerza que lo transporta a otra esfera de la realidad.
Existe una mejor manera, un llamado más alto hacia la realización y la relevancia que Dios desea profundamente para su trabajo, su matrimonio, su paternidad, sus finanzas y su impacto en este mundo.
Ese tipo de vida puede que esté bastante lejos de lo que hoy vive y respira. Y quizá necesite un poco de persuasión antes de creer que este tipo de vida es siquiera una opción para usted.
Quizá le ayude si le presento a un hombre que experimentó de primera mano lo que sucede cuando se vive la vida con audacia, creyendo que Dios puede hacer lo imposible. De hecho, usted ya se parece a él más de lo que cree.
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