Dios Define el Amor
"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados." 1 Juan 4:10
Los seres humanos tenemos nuestro modo de pensar y definimos las cosas de acuerdo a nuestros pensamientos, sentimientos y deseos. A veces creemos que las cosas de Dios se definen como lo dice el diccionario, pero el Señor nos comunica en Su Palabra sus propias definiciones; por ejemplo la definición de fe:
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve." (Hebreos 11:1)
Y ahora se nos presenta la definición de "amor" de acuerdo al pensamiento Divino. Él nos dirá en qué consiste el amor.
1. El amor consiste "no en que nosotros hayamos amado a Dios."
Cómo somos egocéntricos y todo gira en torno a nosotros mismos, así también las definiciones que damos de la vida y la muerte, el amor y la fe, la amistad, el dinero, la política, etc. Definimos las cosas de acuerdo a nuestro juicio, relacionándolas con nosotros mismos. Pero el Señor nos dice que eso no es el amor.
No es que nosotros hayamos amado a Dios. No parte de nosotros el amor, no es algo que se inicie en el corazón humano, no es algo que a nosotros se nos haya ocurrido o que hayamos sentido primero y si lo sentimos no es porque nosotros lo decidimos pues nuestros sentimientos nuestras emociones no dependen en verdad de nosotros mismos.
2. El amor consiste "en que él [Dios] nos amó a nosotros."
Dios nos amó primero porque en un principio existíamos sólo en Su mente pero un día, hace algunas décadas, Él nos trajo a la vida, nos hizo nacer.
Dios siempre amó la idea de crear al ser humano, siempre nos amó, antes que existiéramos en este mundo. El feto, el bebé, el niño, no amaron a Dios; es Dios quién amó al embrión humano, al bebé y al niño y nos sigue amando como jóvenes, adultos o ancianos. Él nos amó y nos ama primero que nosotros. Le amamos porque Él nos ama, pues todo lo vemos desde nuestra perspectiva, emocionalidad y pensamiento.
3. El amor consiste en que Dios nos amó tanto que "envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados."
La demostración del gran amor de Dios por nosotros es que envió a Su Hijo a esta tierra para rescatarnos de las tinieblas. ¿Qué padre que vive en la abundancia, en la paz y en la armonía enviaría a su hijo a un planeta o a un país donde hay miseria, pobreza, escasez, hambre; dónde hay guerra, enemistad, maldad, donde no hay amor entre sus habitantes?
Dios fue capaz de enviar a Su Hijo a esta tierra a exponerse a la envidia, al odio, al asesinato, a la persecución, a las malas palabras, a los malos pensamientos, a la desconfianza, al rechazo de sacerdotes, gobernantes, teólogos, maestros espirituales, líderes revolucionarios, hombres y mujeres de pueblo, ignorantes, seres humanos pecadores.
Dios expuso a Su Hijo a la destrucción y finalmente lo entregó a la muerte:
"Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre." (San Juan 10:17,18)
Jesús mismo dió Su vida; nadie le quitó la vida sino que Él la entregó para que nosotros pudiésemos recibir la paz en nuestras conciencias, la fe en el corazón, el amor en el espíritu y la esperanza la mente.
La "propiciación" es una acción agradable a Dios con la que se le mueve a piedad y misericordia para con el ser humano. Jesucristo fue entregado en la cruz del Monte Calvario a la muerte en propiciación por nuestros pecados para que Dios nos limpiara, nos perdonara, nos aceptara en Cristo. Fuimos lavados con la sangre de Jesús y recuperados para Su reino.