(Marcos 2:1-12) v. 5
INTRODUCCIÓN: La evangelización en algunos casos requiere de más de una persona para ser efectiva. Esto es lo que llamamos la cooperación en la salvación. En el pasaje que usaremos para nuestro mensaje de hoy tenemos un vivo ejemplo de esto. Fue necesaria la participación de cuatro hombres para traer a un paralítico delante del Señor con el propósito de ser sanado.
Comenzaremos diciendo que este paralítico es una representación del hombre sin Cristo. De aquel que yace postrado sin poder valerse por si mismo, pero sobre todo sumergido en una condición de vergüenza, temor y profunda tristeza. Por supuesto que hablamos del hombre sin Dios. Y por cuanto está en semejante estado es necesario traerlo a Cristo, el único que puede levantarlo de semejante condición. Marcos describe esta escena de una manera muy viva, abundando en detalles sobre los demás evangelios.
Algunos autores creen que la casa donde se dio este milagro fue la de Pedro. Pero como quiera que haya sido en ese lugar se dio un extraordinario milagro donde se puso en evidencia que Jesucristo era Dios al mostrar que podía perdonar pecados y sanar al paralítico. Sin embargo el crédito de esta historia se lo llevan los cuatro hombres quienes superando todos los obstáculos, lograron poner al paralítico en presencia del Sanador. En efecto, esta fue su meta. La actuación de fe de estos hombres nos dan las pautas para ayudar en la salvación del perdido.
Nos muestran el valor del trabajo en equipo. El valor de la unidad en un solo objetivo, inspirándonos a hacer lo mismo. Veamos, pues, cómo poner la fe en acción para llevar a los hombres a Cristo. Consideremos el recorrido que hay que hacer para traer al “paralítico” a los pies del Salvador. Cómo transitar ese camino hasta llegar allí.
I. PARA QUE EL PARALÍTICO SEA TRAÍDO A CRISTO SE REQUIERE DE HOMBRES COMPASIVOS
1. Cargando al que no camina v. 3. Se desconoce el nombre y origen de aquellos hombres. No sabemos en cuál ministerio de la iglesia estaban envueltos. Pero eso no importa, la Biblia no se interesa en darnos esos detalles sino en mostrarnos lo que ellos hicieron. El énfasis radica en la compasión y la amistad que tenían por ese infeliz paralítico.
Ellos llegaron amarle y con frecuencia vendrían a él para acompañarle. No vendrían como los amigos de Job, para entrar en un razonamiento filosófico sobre las causas de su sufrimiento. No le visitarían como los fariseos, quienes estarían más preocupados en no contagiarse que ser movidos a misericordia. No eran como algunos que solo expresarían palabras de lástima ante la condición humana, pero sin ir más allá.
Tenemos a mucha gente que ponderará la condición perdida del hombre, pero no toman ninguna acción para ayudarles. La actuación de aquellos hombres era la de un “buen samaritano”. Eran hombres con una gran sensibilidad, quienes habían hecho del paralítico el objeto de su preocupación por semejante miseria humana. Eso es compasión activa.
2. Cuatro parecen demasiados v. 3. Estos hombres nos muestran que antes de traer a alguien a Cristo debemos tener compasión por ellos. Es el contacto de corazón a corazón que ablanda nuestra sensibilidad y nos pone en el camino para buscar ayuda al necesitado. La compasión por aquel hombre les llevó a preparar un encuentro con Jesucristo.
Nos llama la atención que en la sanidad y salvación del paralítico se usaron cuatro hombres. Hay paralíticos que no pesan mucho. Algunos casos conocidos revelan a estas personas reducidas a un montón de huesos. De manera que un solo hombre podía haberles llevado a Cristo. Pero aquí fueron cuatro. Dos tomarían la delantera y dos irían detrás. Los unos seguían a los otros.
Todo un trabajo en equipo para salvar al enfermo. Hay en esto una verdad que debe ser tomada: la iglesia necesita trabajar en comunión si quiere ver la conversión de los que nos rodean, así lo expresó Pablo a los filipenses en su carta: (Fil. 2:2-4). El trabajo de los grupos familiares tiene esta función. ¿Se dio cuenta cómo los hogares son una fuente de salvación para el perdido?
II. PARA QUE EL PARALÍTICO SEA TRAÍDO A CRISTO SE REQUIERE LA SUPERACIÓN DE LOS OBSTÁCULOS
1. No poder acercarse a Jesús v. 4. Aunque Jesús está siempre cerca, bien pudieran haber obstáculos que nos impiden llegar a él. Llegó el día cuando los cuatro hombres, llenos de un gran optimismo, entusiasmados con una gran esperanza y persuadidos de una gran fe, se dispusieron llevar al hombre a Jesús. La noticia estaba en las calles. Después de algunos días Jesús vino a Carpenaúm.
Algunos piensan que aquella fue la última vez que él vendría a la ciudad. Para aquellos hombres el tiempo de la salvación era urgente. Si no lo llevaban ahora no habría otro chance. De modo que frente a este reto un solo asunto dominaba la determinación de estos cuatro amigos: traer el enfermo a Cristo. Ellos tendrían que convencer al paralítico lo cual no costaría mucho debido a su condición.
Pero no siempre esto es una tarea fácil. La gente no viene a Cristo como va a sus diversiones. No todos los casos responden de la misma manera. Hay un mundo de excusas mientras se habla del amor de Dios para cada vida. Usted puede invitar a alguien a alguna actividad social o deportiva y acuden pronto, pero invítelos a venir a Cristo y notará cuántas excusas ponen.
2. Hay una multitud de obstáculos v. 4. ¿Cuánta gente estaría apostada en la puerta oyendo del Maestro sus más inigualables enseñanzas? Podemos imaginarnos el cuadro. Aquellos hombres cargaron por cierta distancia al enfermo, pero ahora no pueden entrar. Es posible que al principio vinieran los momentos de desaliento y hasta de frustración, pero ellos vencieron sus propios sentimientos de fracaso.
Ellos no vieron la “multitud” para llegar a Cristo. ¿Cuál es la multitud que impide hoy que las personas vengan a Cristo? Multitud de religiones, multitud de dogmas y preceptos, multitud de falsos maestros, multitud de diversiones y placeres del mundo, multitud de malos testimonios, multitud de creyentes indiferentes e insensibles, multitud de quejas y críticas de los mismos creyentes, multitud de vidas que no son buena referencia de un cristianismo vivo y victorioso... y la lista seguiría siendo muy larga.
El creyente y la iglesia debieran estar conscientes de esas “multitudes” que son obstáculos para que otros vengan a Cristo y abrir más espacios hasta traer a los hombres a los pies del Maestro. Hay serios obstáculos que impiden traer al hombre paralítico Cristo. Nuestra tarea es convencerlos para llevarlos a Cristo.
III. PARA QUE EL PARALÍTICO SEA TRAÍDO A CRISTO SE REQUIERE DEL PODER DE LA PERSISTENCIA
1. Descubriendo el techo v. 4b. La verdad de esta historia es que este hombre fue sanado por la enorme fe que tuvieron sus amigos. La Biblia no nos dice que ellos se desalentaron ante las dificultades. Imaginémonos la escena. De repente la multitud que estaba apostada a la puerta nota que estos hombres se las ingeniaron y en lugar de buscar la puerta para entrar están en el techo de la casa.
Creemos que estos hombres conocían bien las estructuras de las casas, pues pronto abrieron un boquete para poder bajar al hombre enfermo. Como yo creo que Jesús fue un hombre de un gran humor, me lo imagino hasta riéndose con semejante ocurrencia de parte de estos hombres. Ahora vea esto. Jesús está en la sala enseñando.
Él tuvo que oír los golpes en el techo y ver como aquella casa se lleno de polvo a diferencia de aquella que se llenó de perfume cuando una mujer quebró el vaso de alabastro en sus pies. Ahora Jesús tendrá que detener su enseñanza. Contempló la valiente fe aquellos hombres que miraban desde arriba y ahora tiene al enfermo delante de él v.5. Mis hermanos la evangelización consiste en traer al “paralítico” a Cristo.
2. Venciendo la incredulidad de adentro v. 4, 7. Los fariseos que estaban allí se llenaron de asombro y de una reacción inmediata tildando a Jesús de blasfemo v.7. Pero lo cierto fue que la intrepidez de estos hombres dejó asombrados tanto a los que estaban adentro como los que estaban afuera. Lo que allí sucedió fue una noticia que se expandió muy pronto.
Hay muchas formas de evangelizar. En esta historia se rompen con los patrones y las costumbres. Hablando del costo, una pregunta que surge en esta escena sería acerca de quién pagaría el techo roto. Alguien tenía que pagar el daño. ¿Puede imagínese la cara del dueño de la casa que al igual que Jesús estaría oyendo los golpes arriba y luego ver descender al paralítico? ¿Quién pagaría la factura de los daños causados a la casa? Lo bueno es que allí estaba el carpintero de Nazaret.
El asunto es que hay un costo que pagar para que los hombres vengan al Señor. El costo de mi tiempo, el costo de las críticas del “que dirán” por lo que hacemos, el costo de mi propia inversión para la obra etc. El poder la persistencia de esos hombres trayendo al paralítico nos desafían.
IV. TRAER EL PARALÍTICO A CRISTO CONDUCE FINALMENTE AL GOZO DEL TRABAJO HECHO
1. Bajando al paralítico a Cristo v. 5. El objetivo se había cumplido. Aquellos hombres vencieron todas las dificultades y ahora está una camilla con un minusválido delante del único que podía hacer algo por él. No se sabe si el paralítico había nacido en esa condición. No se sabe si lo que le vino fue producto del pecado mismo, al juzgar por las palabras del Señor que sus pecados fueran perdonados.
Hay cuatro mirones desde arriba y una multitud adentro y afuera expectantes de lo que Jesús podría hacer. El resto del trabajo depende de él. Así que en esta escena Jesús va a pasar de la condición de Maestro a la condición de Salvador y Dios. Aquella casa fue testigo de este hecho. Las primeras palabras de Jesús pudieron confundir a la audiencia.
Los mirones que están en el techo esperarían que Jesús diera de una vez la orden de sanidad. Pero no lo hizo. ¡Qué desilusión! Se concretó más bien en decir “tus pecados te son perdonados”. Sin embargo, esas palabras son siempre el inicio del verdadero milagro divino. Jesucristo no sanará el cuerpo si antes no sane el alma. Hoy día es alrevés, pues la preocupacion mayor es sanar el cuerpto antes que el alma.
2. Sanando integralmente al postrado v. 9-11. “¿Qué es más fácil decir?” fue la pregunta que intrigó a los oyentes. Note que Jesús no preguntó “¿qué es más fácil hacer?”. Sanar al enfermo parecía ser lo más fácil, aunque levantar a un paralitico era imposible. Muchos les gusta el ministerio de lo sensacional, y el sanar a los enfermos es uno de ellos.
Pero perdonar pecados, siendo esto la raíz de todos los males y una tarea divina, no es muy popular. Así que Jesús hizo el trabajo completo. Hizo las dos cosas que solo Dios podía hacer: perdonar y sanar. Y de esta manera, frente a la mirada atónita de los presentes, los cuatro hombres pudieron ver que el hombre que vivió paralizado y acostado, ahora se ha levantado, y la cama que un día le llevaba, ahora él lleva a su casa. Aquello tuvo que ser un momento de mucho gozo.
Todos, y en especial los cuatro amigos, dijeron: “Nunca hemos visto tal cosa” v. 12. Cuánto gozo produce la salvación de un perdido. Estos cuatro hombres representan a la iglesia. La tarea de ella es traer a los “paralíticos” a los pies de Cristo. Hay gozo “cuando un pecador se arrepiente”. ¿Tiene usted el gozo de traer otros a Cristo?
CONCLUSIÓN: “Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa” v. 12. Esta es la meta final de la evangelización: que los hombres glorifiquen a Dios por la obra hecha en el “paralítico”. Este es el gozo final del que evangeliza. La actuación de estos hombres nos muestra cómo debiera darse la tarea en la evangelización. Ellos nos revelan que si no hay compasión no hay interés por el perdido.
Nos dicen que si no hay unidad el perdido quedará tendido en su condición; los cuatro tomaron un lado de la cama y lo levantaron. Nos dicen que aun cuando el camino al Señor esté impedido por una “multitud” de obstáculos, hay que ser perseverantes y osados hasta llevar a los hombres al Señor.
Y sobre todo, ellos nos muestran que hay gozo en el cielo y en el corazón evangelizador, cuando vemos a los hombres levantarse de su estado y glorificar al Señor por el cambio de sus vidas. ¿Soy parte de estos “cuatro amigos”? ¿Tengo un amor sincero por el que está “muerto en sus delitos y pecados”?