FE Y CONFIANZA EN DIOS
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. / Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.”
Proverbios 3:5-6
Introducción:
El libro de Proverbios, escrito en su mayoría por el sabio rey Salomón, es una fuente inagotable de sabiduría que nos enseña a vivir según la voluntad de Dios. En él encontramos enseñanzas aplicables a todas las áreas de nuestra vida: el hogar, el trabajo, las relaciones y, sobre todo, nuestra relación con Dios.
Hoy, nos enfocamos en Proverbios 3:5-6, un pasaje que nos invita a poner toda nuestra confianza en Dios y no depender de nuestro propio entendimiento.
1. La confianza humana:
La confianza es un acto natural en la vida humana. Cada día depositamos nuestra confianza en otras personas y en los sistemas que nos rodean. Confiamos en el médico que nos atiende, en el maestro que educa a nuestros hijos, en el mecánico que repara nuestro automóvil y en el cajero que maneja nuestro dinero. Esta confianza refleja que dependemos de otros para muchas cosas. Sin embargo, a pesar de que confiamos en seres humanos falibles, a veces nos cuesta confiar plenamente en Dios, quien es perfecto y no falla.
2. La confianza en Dios. ¿Por qué confiar en Dios?
Dios es absolutamente confiable, y la Biblia nos da muchas razones para confiar en Él:
a) Dios nos ama profundamente: Como nuestro Creador y Padre celestial, Su amor por nosotros es incomparable. Jeremías 31:3 nos recuerda: "Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia". Su amor es constante y nunca cambia.
b) Dios es sabio y omnisciente: A diferencia de nosotros, Dios conoce todo lo que fue, es y será. Su sabiduría y omnisciencia nos aseguran que siempre sabe lo que es mejor para nuestras vidas, incluso cuando nosotros no lo entendemos. “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Hebreos 4:13 En otras palabras, a Dios nadie puede engañar.
c) Dios es fiel y verdadero: Dios no cambia ni engaña. En Números 23:19 se nos dice que “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” Dios siempre cumple Sus promesas.
3. Ceder el control a Dios:
Cuando confiamos en Dios, le estamos entregando nuestras preocupaciones, decisiones y cargas. Si podemos confiar en un médico, maestro o abogado humanos, ¿por qué no confiar en Dios en toda circunstancia? Confiar en Dios implica ceder el control de nuestras vidas a Él. Esto puede ser difícil porque a menudo queremos manejar todo a nuestra manera. Pero Jesús nos invita a entregar nuestras cargas: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" San Mateo 11:28
Necesitamos ceder el control al Señor en los siguientes aspectos:
• Salud: "Yo soy Jehová tu sanador" Éxodo 15:26
Dios nos revela Su poder sanador a lo largo de toda la Escritura. En este pasaje de Éxodo, Dios se presenta como el "Jehová Rafá", que significa "Jehová tu sanador". Esto nos enseña que cuando enfrentamos problemas de salud, no debemos confiar solo en los médicos o en la medicina, sino también en Su poder.
Dios puede sanarnos de maneras milagrosas y también darnos la fortaleza para atravesar momentos difíciles de enfermedad. Aunque no siempre comprendemos por qué sufrimos en lo físico, sabemos que Dios tiene el poder para sanar tanto nuestro cuerpo como nuestra alma. Nuestra confianza en Dios debe llevarnos a orar, buscar Su intervención y confiar en Su soberanía sobre nuestro ser entero.
• Educación espiritual: "El Espíritu Santo os guiará a toda la verdad" San Juan 16:13
La educación espiritual es fundamental para nuestra vida cristiana. Podemos confiar en que, cuando busquemos la guía del Espíritu Santo, Él nos llevará por el camino de la sabiduría. Nuestra confianza debe estar puesta en que Dios nos instruye, nos ilumina y nos revela lo que necesitamos saber para vivir conforme a Su voluntad.
• Finanzas: "Mía es la plata, y mío es el oro" Hageo 2:8
A menudo, las finanzas pueden ser una fuente de estrés e incertidumbre, pero Dios nos recuerda que Él es el dueño de todo. La plata y el oro le pertenecen a Él, lo que significa que todo lo que poseemos es Su provisión para nuestras vidas.
Dios nos llama a confiar en Su provisión, a no preocuparnos excesivamente por lo material, sabiendo que Él conoce nuestras necesidades. En Mateo 6:33, Jesús nos insta a buscar primero el reino de Dios, y todas las demás cosas nos serán añadidas. Confiar en Dios para nuestras finanzas significa vivir con generosidad, sabiduría y una total dependencia de Su provisión, sin caer en la ansiedad.
• Justicia divina: "Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" 1 Juan 2:1
En un mundo lleno de injusticias, a veces podemos sentir que nadie nos defiende o que las circunstancias nos son adversarios. Sin embargo, la Biblia nos asegura que Jesús es nuestro defensor, nuestro abogado delante del Padre.
Cuando fallamos, pecamos o enfrentamos situaciones injustas, podemos confiar en que Jesucristo, el justo, intercede por nosotros. Él es el perfecto mediador, quien se presenta ante el Padre para abogar por nuestras vidas y perdón nuestro. No necesitamos defendernos solos ni cargar con la culpa de nuestros pecados, porque Cristo ya pagó el precio por nosotros en la cruz. Nuestra confianza en Dios debe reposar en la justicia de Jesús, quien es nuestro defensor y guía en toda situación.
Estas cuatro áreas —salud, educación, finanzas y justicia— son esenciales en nuestra vida diaria. Dios se revela como nuestro Sanador, Maestro, Proveedor y Abogado. Cuando confiamos plenamente en Él, podemos vivir con la certeza de que Él cuida de nosotros en cada aspecto de nuestra vida.
4. No depender de su propia prudencia
El proverbio nos advierte que no debemos apoyarnos en nuestra propia prudencia. A menudo, nuestra visión limitada, nuestros prejuicios y miedos nos impiden ver el panorama completo. Al confiar en Dios, evitamos caer en errores y decisiones impulsivas. Cuando enfrentamos decisiones importantes como cambios de trabajo, relaciones o desafíos económicos, debemos entregar esas decisiones al Señor.
Aunque la fe y la confianza están estrechamente relacionadas, no son lo mismo. Fe y confianza son conceptos cercanos pero distintos. Confiar en Dios no es lo mismo que tener fe. Fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11:1. La fe es un don de Dios: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” Efesios 2:8. Pero la confianza en Dios es la disposición que tenemos debido a esa fe que Él nos ha dado. Significa que creemos en las promesas de Dios en cualquier circunstancia, cual ésta sea: “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.” Salmos 91:2 y “8 Mejor es confiar en Jehová Que confiar en el hombre. / 9 Mejor es confiar en Jehová Que confiar en príncipes.” Salmos 118:8,9
La fe es un don de Dios y se refiere a la creencia en algo que no se ve o no se ha experimentado directamente. Fe es creer en Dios y en sus promesas. Abraham tuvo fe en que Dios le daría un hijo a pesar de que él y su esposa eran ancianos:
“19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. 20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” Romanos 4:19-21
La confianza es la actitud que surge de la fe, es el acto práctico de depender de Dios en la vida diaria y vivir en base a esa creencia
Confianza es actuar basándonos en nuestra fe, incluso en momentos de incertidumbre. Daniel confió en Dios cuando fue lanzado al foso de los leones. Su fe en Dios lo llevó a confiar en que, de una u otra manera, Dios lo cuidaría:
“16 Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. / 17 Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase. / 18 Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño. / 19 El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. / 20 Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? / 21 Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. / 22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. / 23 Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios.” (Daniel 6:16-23).
Por ejemplo, tenemos nuestros honorarios o sueldo por el trabajo que realizamos y descansamos en la confianza de que lo recibiremos a fin de mes. Los honorarios equivalen a la fe y la actitud de descanso en esa promesa es la confianza. En resumen, la fe es la raíz y la confianza es el fruto.
5. Reconocer a Dios en todos nuestros caminos
El proverbio concluye exhortándonos a reconocer a Dios en todos nuestros caminos: Reconocer a Dios como nuestro Creador, Salvador, Señor, Maestro.
Cuando lo reconocemos en cada aspecto de nuestras vidas, Él promete enderezar nuestras veredas. Esto significa que, aunque nosotros no podamos ver el camino claramente, Dios nos guiará por la mejor senda, aquella que nos llevará a cumplir Su voluntad y, finalmente, a la eternidad con Él.
Conclusión
Confiar en Dios es una respuesta natural a Su carácter amoroso y sabio. A través de los altibajos de la vida, podemos estar seguros de que Dios es digno de nuestra plena confianza. Él nunca nos fallará ni nos abandonará. No importa lo que estemos atravesando, si confiamos en Él y le reconocemos en todo, Él enderezará nuestras veredas y nos llevará a la meta que tenemos en Cristo Jesús. ¡Confiemos en el Señor en todo momento y en todas las circunstancias!
©? Pastor-Iván Tapia