Tenacidad es la cualidad que nos ayuda a enfrentar la adversidad, esos momentos difíciles que son parte de la realidad de la vida. Es necesario que todos, especialmente los cristianos, nos enfoquemos y manejemos las adversidades con sabiduría para que las superemos, crezcamos en medio de ellas, y las convirtamos en una bendición. ¿Cómo?
Dice Proverbios 24:16:
Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impíos caerán en el mal.
Tanto los justos como los impíos caen. La diferencia está en que el impío cae y no sabemos si se levanta, pero el justo puede caer siete veces, y siete veces Dios lo levanta. El hecho de vivir en la justicia de Dios no nos exime de los problemas, de las dificultades ni de las caídas. La diferencia es que aquellos que vivimos en la justicia de Dios, en el momento que caemos, somos capaces de levantarnos.
La Palabra del Señor lo dice en el Salmo 37: 23-25, en unos de mis versículos favoritos:
"Por Jehová son ordenados los pasos del justo, y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano. Joven fui, y he envejecido, y nunca he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan."
Mira bien lo que dice: Dios es quien nos sostiene de Su mano.
Ahora veamos cómo lo expresa el sabio Salomón en el libro de Eclesiastés 7:14:
"En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él."
En el día que las cosas van bien, goza del bien; pero en el día de la adversidad, no te frustres, no mires hacia atrás, no te detengas. En el día de la adversidad, lo que tienes que hacer es considerar.
Piensa: ¿Qué hay detrás de este problema? ¿Cuál es la razón por la que estoy atravesando esta situación? ¿Qué es lo que tengo que aprender? ¿Qué es lo que tengo que ver?
Volvamos a leer la última parte de ese verso:
Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él. Dios hace todos los días; pero hay días en que viene la adversidad, y días en que llega el bien. Todo lo que Dios quiere es que después de cada día, tú lo encuentres.
Detrás del día de gozo, Dios quiere que tú lo encuentres; detrás del día de la adversidad, también encuéntrate
con Él. No importa lo que experimentes en tu vida, la meta debe ser encontrarlo a Él en todo momento.
Lamentablemente hay personas que viven fuera de la realidad espiritual, y de lo que es la verdad de la Palabra del Señor.
Cuando Dios te ha llevado a disfrutar unos privilegios, tiendes a olvidar lo que pasabas cuando estabas en otro nivel. Incluso superas un sinnúmero de situaciones, Dios te ha bendecido, Dios te ha prosperado, y piensas que todo está bien y no tienes problemas.
No te das cuenta de que la razón por la que estás ahí es porque ha sido Dios quien te ha llevado al otro lado.
Nunca debes olvidar de dónde Dios te sacó, y mucho menos dejar de orar. Tienes que saber que en algún momento dado, la misma vida te hará reflexionar sobre el privilegio que tienes, y cómo llegaste a ese lugar. Vives involucrado en tus ilusiones, sin entender que en algún momento enfrentarás problemas, y verás la fragilidad de nuestra humanidad, que necesita el poder de Dios para volver a levantarte. La adversidad nos atrapa en el momento más inesperado.
Mira cómo lo dice 2 Corintios 4:7; observa la fragilidad de la humanidad:
"Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros."
Si fueras a guardar un tesoro, seguramente no escogerías una vasija de barro. ¿Por qué? Por la fragilidad de la vasija de barro. Tal vez lo pondrías en una caja de seguridad, en algún sitio que sea fuerte y difícil de acceder. Sin embargo,
el tesoro más grande Dios lo puso en vasijas de barro, demostrando la fragilidad de la humanidad, y la necesidad que tenemos de Él.
Nuestra vida es frágil.
Hoy vamos por un camino, y mañana podemos ir en otra dirección. Las circunstancias de la vida pueden hacer que cambiemos en unos instantes. Leamos lo que dice la Palabra en 2 Corintios 4:8-9:
"…que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;"
Definitivamente hay momentos cuando nos vamos a enfrentar a la adversidad y a la fragilidad humana. Hay momentos en que vamos a pasar por momentos difíciles, y vamos a ver nuestras debilidades.
Cuando esos momentos llegan, magnifican nuestras debilidades, nuestras tristezas, nuestros corajes, y aquellas cosas que no sabíamos que estaban dentro de nosotros. A veces son tantas las dificultades, que ya no aguantas más la presión. Tú que eras fuerte, tú que tratabas de ser firme, de seguir hacia adelante y ser la fortaleza de los demás, llega el momento cuando te derrumbas porque la vida te demuestra tu fragilidad. Lo que a veces olvidamos, o simplemente no nos damos cuenta, es de la capacidad que hay en el espíritu de cada uno de nosotros.
Quizás, como algunos, has sido quebrantado por la adversidad. Tal vez las peores circunstancias de la vida han sacado lo mejor y lo más fuerte de ti. Puede que la adversidad te haya enfrentado al hecho de que la vida es frágil, cambiante y dura. Pero con lo que a veces no cuentas es con la capacidad del Espíritu en ti.
No es hasta que pasamos por un momento de adversidad o dificultad, que nos damos cuenta de lo que somos capaces de hacer. Es en ese momento que la fragilidad del vaso donde Dios depositó su tesoro manifiesta Su poder, y te ves, no solo frente a tu fragilidad, sino a una capacidad que no sabías que tenías. La adversidad te enfrenta con tu fragilidad, pero también con un poder que no sabías que llevabas dentro.
Aunque la adversidad logre estremecerte, nunca podrás conocer tu máximo potencial mientras estés viviendo buenos tiempos. El día que tengas que enfrentar las dificultades más grandes es cuando te darás cuenta de que eres capaz de hacer lo que tú creías que no podías hacer. Entonces vas a reconocer el poder que hay en tu interior, en tu espíritu. Entonces te vas a dar cuenta de la fortaleza que hay dentro de ti, y de lo que puedes hacer gracias a Él, y para la gloria del Dios Todopoderoso.
Quizás estás viviendo un momento donde la vida te ha enfrentado a la fragilidad de tu humanidad, Dios quiere demostrarte el poder que hay en el espíritu que está dentro de ti. Su poder en ti se va a levantar como un gigante fuerte y poderoso, y vas a ser capaz de hacer cosas que nunca antes pensaste que ibas a poder hacer. De la situación que estás viviendo, Dios te va a levantar y cuando salgas, no serás la misma persona; no serás una vasija quebrantada.
Serás una persona que vivirá para la gloria de Dios porque desde ese día aprenderás a caminar, no en el poder de tu humanidad, sino en el poder de la fuerza del Dios Todopoderoso.
Habrá un momento cuando despiertes. La adversidad te ha hecho ver lo frágil y lo duro de la vida; te ha hecho ver cómo las cosas pueden cambiar en un instante. Dale tiempo a que la adversidad te demuestre lo grande que hay dentro de ti. Después de tanto luchar por sobrevivir, lo único que te mereces es vivir.
Quizás los momentos que has tenido te han hecho ver que las cosas que creías estables a tu alrededor, ya no lo son. Esos momentos también van a sacar lo mejor de ti. Y después de haber luchado tanto en tu vida, lo mejor que tú puedes decidir es tener una vida completa de éxito, de poder y de victoria.
Di a ti mismo: “Lo que estoy pasando va a sacar lo mejor de mí”. Si piensas en lo difícil que puede ser la vida, ve al capítulo 11 de la segunda carta a los Corintios y mira todo lo que Pablo atravesó. Lee lo que dicen los versos 16-24:
"Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme. Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré; porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos.
Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía. ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también.
¿Son descendientes de Abraham? También yo. ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno."
¿Cuántas veces azotaron a Jesús, 39 veces? Una. ¿Cuántas veces recibió Pablo 39 azotes? Cinco. Continuemos leyendo en el verso 25 hasta el 30: Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.
Si alguien había aprendido a vivir a pesar de la adversidad, de los azotes, de los problemas y de las dificultades era el apóstol Pablo.
Él decía: Si de algo me voy a gloriar es de mi debilidad. Porque en el momento en que se muestra mi humanidad, es el momento cuando se muestra el poder de Dios (2 Corintios 12:9 RVR 1960, parafraseado por el autor).
Todos en esta vida atravesamos dificultades. Tal vez hayas sido azotado una vez y hayas naufragado en otra ocasión. Lo importante es que en medio de cada adversidad y de frente a tu debilidad, tomes la decisión de creer en el poder de la fortaleza del Dios que está dentro de ti.
Él se hace fuerte en tu debilidad, y es Él quien te va a llevar hasta alcanzar el destino que te ha prometido.
Probablemente, la adversidad que tú has estado viviendo te ha entristecido, frustrado y hasta enojado. Sin embargo, esa misma adversidad que estás viviendo le va a demostrar al mundo lo grande que hay dentro de ti. Tú no puedes permitir que el problema que estás atravesando solo demuestre tu humanidad.
Si el problema que tienes hoy solo muestra tu humanidad, has perdido en realidad todo lo que Dios quiere hacer contigo. La vida es frágil, pero el poder que está dentro de ti es más grande de lo que tú jamás has pensado.
Tomado del Libro: Cómo Recuperar lo Perdido
Autor: Rodolfo Font
Editorial: Whitaker House Español