Ore Hasta que Haya Orado
COSAS SORPRENDENTES COMIENZAN A SUCEDER cuando usted comienza a orar. Irrumpen en el escenario la dirección, la paz, el amor y el perdón. El tiempo que se pasa en oración nunca es tiempo perdido. Charles Spurgeon enseñó: Algunas veces creemos que estamos demasiado ocupados como para orar. Ese es un gran error, porque orar nos ahorra mucho tiempo. A. J. Gordon agregó:
Usted puede hacer más que orar después que ha orado, pero no puede hacer más que orar hasta que haya orado. Las mejores oraciones a menudo tienen más gemidos que palabras (John Bunyan).
Experimenté esto cuando tenía muchas necesidades apremiantes a mi alrededor. Con toda sinceridad, había llegado a un punto en el que casi no podía orar por mis necesidades porque eran demasiadas. La única oración que pude musitar fue ¡Ayúdame! y recuerdo habérsela ofrecido a Dios apasionadamente más de treinta veces hasta que experimenté una brecha en mi situación.
El libro de los Salmos declara: Oh Jehová está atento a mi clamor (Salmo 17.1). Una de las oraciones más inteligentes que he orado fue: ¡Ayúdame! Cuando expresé esa palabra, le comuniqué a Dios todas mis preocupaciones sin tener que decir nada más. Cuando usted da un paso hacia Dios, Él va a tomar más pasos hacia usted de los que usted puede contar. Él se movió para suplir mis necesidades y se moverá para suplir sus necesidades.
La oración prueba que usted confía en Dios. Oswald Chambers dijo: «Nosotros miramos a la oración como un medio de conseguir cosas para nosotros mismos; la idea que tiene la Biblia sobre la oración es que podamos llegar a conocer a Dios mismo». Siga el consejo de Dwight L. Moody: Coloque sus peticiones delante de Dios y luego diga: Sea hecha tu voluntad y no la mía. La lección más dulce que he aprendido en la escuela de Dios es dejar que el Señor escoja lo que quiere para mí.
Ore profundamente antes de que se encuentre en un hoyo profundo. Las oraciones no pueden ser contestadas hasta que han sido oradas. Nada significativo sucede hasta que usted ore. Ore hasta que haya orado! F. M Meyer se lamentó: La tragedia más grande de la vida no es la oración no contestada, es la oración no orada.
Escuche las palabras de aliento de Byron Edwards: La oración verdadera siempre recibe lo que pide o algo mejor. Las respuestas de Dios son más sabias que las de nosotros. Como observara Ann Lewis:
Hay cuatro maneras en las que Dios responde a la oración: no, no todavía; no, te amo demasiado para eso; sí, pensé que nunca lo pedirías; sí y he aquí más. Cada vez que oramos, se altera nuestro horizonte, nuestra actitud para cambiar se altera, no algunas veces, sino todas las veces.
Lo sorprendente es que no oremos más» (Oswald Chambers). Desdichadamente, nada es discutido más y practicado menos que la oración. Ore fijando los ojos en Dios, no en sus problemas. Martín Lutero expresó: Cuando menos oro, tanto más difícil se me hacen las cosas; cuanto más oro, tanto mejor se vuelve todo». El doblar las rodillas con frecuencia lo va a mantener en una buena posición con Dios.
Margaret Gibb dijo: «Debemos movernos de pedirle a Dios que arregle las cosas que nos hacen doler el corazón, a orar sobre las cosas que le hacen doler el corazón a Él. He descubierto que es imposible ser pesimista y orar al mismo tiempo. Considere las palabras de E. M. Bounds: La oración es nuestra arma más poderosa; la cosa que hace que todo lo demás que hagamos sea eficaz