Un Guia Digno de Confianza | Charles Stanley | Predica Salmos 32:8
Hace un tiempo, en un viaje para tomar fotos, caminábamos por una vereda. Supongo que por 3 horas, y empecé a tener la extraña sensación de que andábamos perdidos.
Al preguntarle al guía, me aseguró que todo estaba bien y que íbamos en dirección correcta, pero sin hacer mucha ostentación. Esperé unos minutos y vi mi brújula. Volví a hablar con él y le dije: "No creo que vayamos en la dirección correcta". Hablamos un poco, viendo la brújula, y al fin me dijo: "Tiene razón".
Tardamos hora y media en regresar a donde nos desviamos y perdimos todo ese tiempo. Llegamos un poco tarde, cenamos tarde y probablemente perdimos algunas buenas fotos debido a la oscuridad. Eso me hizo pensar que es muy importante que quien nos dirija sepa el camino, conozca el trayecto y sepa hacia dónde vamos. Y al pensar en todo eso, la vida es así, es una senda incógnita que recorremos todos nosotros, pues nadie más puede hacerlo por igual.
Solo usted andará por su propio camino en el mundo; no habrá otra persona, pues cada uno es muy diferente al otro. Asimismo, la voluntad y el plan de Dios son diferentes para cada uno; por consiguiente, solo un individuo transita por esa senda.
¿Tiene usted a alguien que pueda guiarle? ¿Hay alguien que esté dispuesto a ayudarle? ¿En cuál senda anda, en la que el Señor ya le ha preparado, en la que usted ha escogido y dice: 'Esto quiero hacer en la vida'? Por eso, así vivirá. Y para que lo sepa, haré lo mejor para lograrlo.
Piense en esto y considere el mundo en el que vive; es un mundo muy complejo y, en muchos aspectos, es muy malo. Hay mucho dolor, pena, error, sufrimiento, aflicción, error, enseñanzas y filosofías nocivas. ¿Cómo puedo saber si está en la senda correcta? Así que le invito a que busquemos el Salmo 32 y que en él podamos encontrar a un guía digno de confianza. Necesitamos un guía, y nuestro Dios es digno de confianza.
Son dos versículos que hablan claramente de la dirección divina en la vida. En la Biblia hay muchos pasajes, pero quiero que veamos estos dos en este Salmo 32. En el versículo 8, veamos esta promesa y luego una advertencia: dice: "Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. No seas como el caballo o como el mulo sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti".
- Ver estudio sobre el Salmo 32
Aquí hay reto y promesa, un simple aviso que dice que Dios nos instruirá y enseñará el camino para andar, nos guiará en el sendero. Así que debemos preguntar: ¿Hay alguien que nos dé orientaciones claras para la vida, sea lo que sea? ¿O lo hacemos solo por cuenta propia? Hay muchos que creen que pueden lograrlo sin Dios; intentan vivir tomando decisiones que no toman en cuenta a nadie más. Esas decisiones, a veces, son buenas y, otras veces, malas.
No entienden que se pueden aprender a hacer lo correcto, en la manera correcta, con la persona correcta y en el tiempo correcto. ¿Por qué no gozar de la vida lo mejor posible, con paz, armonía, deleite y éxito en todos los aspectos que se pueda? Dios lo ha hecho posible y, en efecto, él está a toda persona que esté dispuesta a escucharla y a obedecer lo que él ordene.
Pero consideremos una cosa más: al pensar que somos inadecuados y que él es muy adecuado, notemos que él jamás nos defraudará ni nos fallará. Además, jamás nos desorientará. Todos debemos confrontar decisiones bastante serias, pero él no nos permitirá equivocarnos.
Quizás tengamos alguien que nos dirija y desee beneficiarnos al máximo y, a juicio suyo, nos haga una buena sugerencia, un consejo que no es correcto, pero solo Dios nos conoce a la perfección. Y al decirnos: "Te enseñaré el camino en que debes andar", sabemos que es digno de confianza por varias razones. Y, en primer lugar, la primera razón es porque nos conoce a la perfección.
Conoce nuestra personalidad, cómo reaccionamos, cómo actuamos, cómo nos sentimos en todos los aspectos, nuestras fuerzas, por ejemplo, sabe qué podemos controlar y qué no podemos, hasta dónde podemos resistir, nuestras debilidades, lo que nos tienta y lo que nos prueba. Él conoce cada aspecto de nosotros, puntos fuertes y débiles, y nuestros deseos, aún antes que nosotros.
Conoce todo lo que quisiéramos saber antes de experimentarlo. Sabe de nuestras relaciones, todo sobre nosotros. Los mejores guías son los que conocen a quienes dirigirán.
Ver Video de la Predicación en Youtube: https://youtu.be/Hs2-Yo9rwAU
El Padre Celestial es omnisciente, sabe todo lo que hay que saber sobre nosotros. ¿Y por qué no obedecer al guía que nos conoce bien, que nos gusta y que no, que nos ayuda y que nos hiere, que nos duele y que produce gozo, lo que apreciamos en la vida y lo que deseamos protegernos? Por qué no ir tras el Dios admirable, al Dios Todopoderoso.
Pero hay quienes piensan, y acaso usted sea uno de ellos, que creen que todo pueden solucionarlo y que en realidad no necesitan que nadie les diga qué deben hacer. Veamos que ningunos nos conocemos muy bien, tenemos distintas opiniones de nosotros, quizás cambian varias veces, hoy nos sentimos bien y con mucha confianza, mañana muy deprimidos.
Por qué nos sentimos así. No sabemos por qué, pero en efecto, nadie nos conoce como el Dios digno de confianza, nuestro padre nos conoce muy bien. No solo eso, conoce la mejor senda. ¿Y sabes qué? Su plan no surte efecto, a menos que estemos dispuestos a pedirle que nos lo muestre.
Mire, él está dispuesto a guiarnos, y pregunto, ¿estamos dispuestos a seguirle? Pero por ahí hay muchos que quieren que lo sigamos, que creamos lo mismo que ellos. Yo solo quiero que crea lo que Dios dijo.
Quieren que creamos lo mismo acerca de muchas cosas, muy distintas, y que a veces pueden ser muy destructivas, y a veces, eternamente destructivas. Dios, el padre, Jesucristo, su Hijo, y el Espíritu Santo que mora y ha sellado a todo creyente como hijo de Dios, es como una brújula en nosotros para dirigirnos.
El Señor Jesucristo está sentado a la diestra de Dios Padre, nosotros estamos bajo su control, y él nos ve a todos. Y por ejemplo, al pensar en el pecado, hacer algo en secreto, lo siento, pero no existe tal cosa, no hay tal cosa que sea en secreto, todo está descubierto ante Dios.