El Salmo 21 – alabanza por haber sido librado del enemigo, es un canto de gratitud y victoria, exaltando la protección y bendición de Dios.
Si pedimos un beneficio y lo recibimos, antes de que se ponga el sol hemos de alabar a Dios por esta misericordia, o bien merecemos que se nos niegue la próxima vez. Llamaron a este Salmo, alabanza por haber sido librado del enemigo, el cántico triunfante de David, y podemos recordarlo como «La oda triunfal del rey», una celebración de la victoria y la fidelidad de Dios. El rey es muy prominente en todo, él, y lo leeremos con verdadero provecho si nuestra meditación de El es suave al considerarlo. C. H. S.
Estoy persuadido de que no hay nadie que consienta en la aplicación del Salmo precedente a Cristo en su tribulación que no reconozca en éste a Cristo en su triunfo.
Allí estaba en el valle oscuro, en el valle de Acor; ahora está en el monte de Sión; allí sufría tribulación y aflicción; ahora recuerda solamente la angustia, porque el gozo de una simiente espiritual ha nacido en el mundo; allí estaba asediado por enemigos mortales que le rodeaban por todos lados; pero aquí ha entrado en lo que está escrito en Salmo 78:65, 66: «Entonces despertó el Señor como si se hubiese dormido, como un guerrero aturdido por el vino. E hirió a sus enemigos en las partes posteriores; les dio perpetua afrenta.» Hamilton Verschoyle
Versículo 1. El rey se alegra en tu poder, oh Jehová.
Jesús es un personaje real. La pregunta «Luego, ¿tú eres un rey?» recibió su plena respuesta de los labios del Salvador: «Tú dices que yo soy un rey. Para esto he nacido, y para esto vine al mundo, para poder dar testimonio de la verdad.»
No es meramente un rey, sino el Rey; rey sobre las mentes y los corazones, reinando con un dominio de amor ante el cual todos los otros dominios son mera fuerza bruta. Proclamaron a Jesús Rey incluso en la cruz, porque allí, verdaderamente, para el ojo de la fe, reinó como en un trono, bendiciendo con más que munificencia imperial a los hijos necesitados de la tierra. C. H. S.
Tu fuerza… tu salvación. No hallamos motivo para el gozo en la fuerza sola. No, no en la fuerza de Dios, si no lleva consigo, además, salvación. Fuerza, no para derribarnos, sino fuerza para librarnos; éste es el aspecto gozoso. Ahora mirémoslo desde el otro lado.
Como la fuerza, si termina en salvación, es motivo de gozo, asimismo la salvación, si va con la fuerza, hace que el gozo sea aún más gozoso; porque pasa a ser una fuerte salvación, una poderosa liberación. Lancelot Andrewes
El gozo de que se habla aquí se describe como una nota de exclamación y una palabra de sorpresa: ¡cómo! El gozo de nuestro Señor resucitado ha de ser inefable como su agonía. Si los montes de su gozo se elevan en proporción a la profundidad de los valles de su aflicción, entonces su bienaventuranza sagrada es tan alta como el séptimo cielo.
Porque por el gozo que estaba puesto delante de El sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y ahora el gozo crece diariamente, porque reposa en su amor y se regocija sobre sus redimidos con cánticos cuando en su debido orden son llevados a hallar su salvación por su sangre.
Gocémonos en nuestra salvación con nuestro Señor, puesto que viene de Dios, llega a nosotros, se extiende a otros, y pronto va a alcanzar a todos los países. No debemos temer regocijarnos en exceso a este respecto; este fundamento sólido va a sostener el magnífico edificio del gozo. Los gritos de los primitivos metodistas en el entusiasmo de su gozo eran mucho más comprensibles que nuestra propia tibieza. Nuestro gozo debería tener algo de inexpresable. C. H. S.
Y no le negaste la petición de sus labios. Lo que está en el pozo del corazón es seguro que saldrá en el cubo de los labios, y las únicas oraciones seguras son las del deseo del corazón, primero, y las seguidas por la petición de los labios después.
Versículo 3. Porque le has salido al encuentro con bendiciones venturosas.
La palabra «prevenir», o salir al encuentro, significa preceder o ir delante, y sin duda Jehová ha precedido a su Hijo con bendiciones. Antes de que murieran los santos eran salvados por el mérito anticipado de su muerte; antes, de que Él viniera los creyentes veían su día y estaban contentos; y El mismo tenía sus deleites con los hijos de los hombres.
El Padre está tan dispuesto a dar bendiciones a través de su Hijo que, en vez de ser constreñido a conceder su gracia, va más adelante que la marcha mediadora de la misericordia. «No digo que rogaré a mi Padre por vosotros, porque el mismo Padre os ama.»
Antes que Jesús llamara, el Padre contesta, y cuando Jesús está hablando todavía, Él ya oye. Las misericordias pueden ser comparadas con sangre, pero son dadas gratuitamente. El amor de Jehová no es debido al sacrificio del Redentor, sino que este amor, con sus bendiciones de bondad, precede a la gran expiación y provee la expiación para nuestra salvación.
Lector, será muy acertado y dichoso por tu parte si, como tu Señor, puedes ver a la vez la providencia y la gracia precediéndote, saliendo al encuentro de tus necesidades y preparando tu camino. La misericordia, en el caso de muchos de nosotros, va delante de nuestros deseos y oraciones, y siempre va más deprisa que nuestros esfuerzos y expectativas, y aun nuestras esperanzas se quedan atrás. La gracia preveniente merece cánticos; podemos hacer uno de esta cláusula: prorrumpamos en gritos. C. H. S.
Como si dijera: «Señor, nunca te he pedido un reino, y nunca he pensado en un reino, pero
Tú me has precedido con tus bendiciones y tu bondad.» De donde llego a esta conclusión o doctrina: que es una cosa dulce y digna de todo nuestro reconocimiento y agradecimiento el ser precedido por las bendiciones de la bondad de Dios o las buenas bendiciones de Dios.
No es nada nuevo que Dios salga al encuentro de sus hijos con amor y misericordia. Es de esta forma que siempre nos ha tratado, nos trata y nos tratará; así ha tratado siempre con el mundo, con las naciones del mundo, con las ciudades y los pueblos, con las familias y con las almas particulares.
Y dime: ¿qué piensas de este capítulo de Lucas, el quince? Hay tres parábolas: la parábola de la moneda perdida, la de la oveja perdida, y la del hijo perdido. La mujer había perdido la moneda y barrió para hallarla, pero ¿se dirigió la moneda hacia la mujer o la mujer hacia la moneda?
El pastor había perdido su oveja, pero ¿dio los primeros pasos para hallar al pastor la oveja, o fue el pastor el que buscó la oveja? Verdaderamente, se dice con respecto al hijo perdido que el hijo hace la resolución: «Iré a mi padre», pero cuando su padre le vio de lejos, corrió y fue a su encuentro, le besó y le dio la bienvenida a su casa. ¿Por qué? Para mostrar que la obra de la gracia y la misericordia son realizadas en forma de amor que precede. Condensado de William Brige
Una gran porción de nuestra bendición nos es dada antes de que la pidamos o la busquemos. La existencia, la razón, el intelecto, el nacer en un país cristiano, la llamada de nuestra nación al conocimiento de Cristo, y Cristo mismo, junto con muchas otras cosas, nos son concedidas sin que las busquemos, como el derecho de David al trono le fue otorgado. Nadie pidió nunca un Salvador, hasta que Dios por su propia cuenta prometió «la simiente de la mujer». William S. Plumer
Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. Jesús llevó la corona de espinas, pero ahora lleva la corona de gloria. Es una «corona» que indica naturaleza real, poder imperial, honor merecido, conquista gloriosa y gobierno divino. Napoleón se coronó a si mismo, pero Jehová coronó al Señor Jesús; el imperio del uno se derritió en una hora, pero el Otro tiene un dominio permanente. C. H. S.
Versículo 4. Vida te demandó.
Ezequías pidió una vida, y Dios le, dio quince años, lo cual nosotros consideramos como dos vidas. El da generosamente, y a su propia medida; como hizo el gran Alejandro cuando dio al mendigo una ciudad; y cuando envió a su maestro un barco lleno de incienso y le mandó que sacrificara en abundancia. John Trapp
Versículo 5. Gran gloria le da tu salvación.
Señor, ¿quién es como Tú? Salomón, en toda su gloria no podía compararse contigo, ¡Tú que fuiste un tiempo el despreciado Hombre de Nazaret! C. H. S.
Supongamos que todas las arenas de la playa, todas las flores, hierbas, hojas, ramitas y árboles de los bosques, todas las estrellas de los cielos, todas las criaturas racionales, tuvieran la sabiduría y lenguas de los ángeles para expresar la hermosura, gloria y excelencia de Cristo una vez ha ido al cielo y está sentado a la diestra del Padre. Aun así se quedarían cortos, con toda esta alabanza, en millones de leguas de llegar a la que merece Jesucristo. Isaac Ambrose
Honor y majestad has puesto sobre El. Si hay un peso eterno de gloria, sobremanera grande, para sus humildes seguidores, ¿cuál ha de ser el de nuestro mismo Señor? Pusieron todo el peso del pecado sobre Él; es apropiado que la medida plena de la gloria de llevarlo recaiga sobre la misma Persona amada. Una gloria conmensurada con su oprobio es la que tiene que recibir, porque se la ha ganado.
No es posible que honremos a Jesús demasiado; aquello que nuestro Dios se deleita en hacer, nosotros podemos ciertamente hacerlo hasta lo sumo. C. H. S.
Dichoso quien sacrifica todo por coronar a nuestro Rey, cuyo carro rebosa amor. Ni diez mil millones de cielos apilados bastarían para su trono. Samuel Rutherford
Versículo 7. Por cuanto el rey confía en Jehová, y con la gracia del Altísimo, no ha de vacilar.
La misericordia eterna asegura el trono mediador de Jesús. El Ser supremo usa sus perfecciones infinitas para sostener el trono de gracia donde nuestro Rey gobierna en Sión. No se desvió de su propósito ni por sus sufrimientos, ni por sus enemigos, ni se desviará del cumplimiento de sus designios. El es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. C. H. S.
Versículo 8. ¿Quién puede resistir el día de su venida? Si los hermanos de José quedaron aterrorizados y sin palabras al oír: «Yo soy José vuestro hermano», ¿qué sentirán los pecadores cuando escuchen la voz del Hijo de Dios, viniendo en ira, declarando: «Yo soy Aquel a quien despreciasteis, ofendisteis y crucificasteis»?
Si Jesús pronunció con naturalidad las palabras «Yo soy» y aun así hicieron caer de espaldas a los soldados en el huerto de los Olivos (Juan 18:6), ¿qué sucederá cuando exprese su indignación con furia y derribe a sus enemigos como un rayo que los reduzca a polvo? Entonces gritarán aterrorizados y dirán a las montañas: «Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquel que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero» (Apocalipsis 6:16). James Nouet
Versículo 9. Los pondrás como horno de fuego en el día de tu ira.
Como haces de leña en un horno, arderán bajo la ira del Señor; los echarán en un horno de fuego, donde habrá llanto y crujir de dientes.
Éstas son palabras terribles, y los maestros no hacen bien cuando se esfuerzan en presentar razonamientos sofisticados que debiliten su fuerza.
Lector, no consientas en el más leve pensamiento que desprecie el infierno o pronto vas a tener pensamientos tolerantes con el pecado. El infierno de los pecadores debe ser terrible más allá de toda concepción, pues de otro modo no se usaría el lenguaje que tenemos aquí. ¿Quién quiere tener al Hijo de Dios como un enemigo cuando este fin es el que les espera?
La expresión «el día de tu ira» nos recuerda que ahora es el día de la gracia, de modo que hay un tiempo dispuesto para su ira. El juez se sienta en el tribunal en el momento designado. Hay un día de venganza para nuestro Dios; que los que desprecien el día de la gracia recuerden este día de la venganza. C. H. S.
No solo serán arrojados al horno de fuego (Mateo 13:42), sino que ellos mismos arderán en su propio tormento. Sus conciencias serán su infierno. Quienes rechazaron a Cristo y lucharon contra Él sufrirán eternamente, pues incluso el recuerdo de su rechazo los consumirá como un fuego inextinguible. Matthew Henry
Ningún poder puede rescatamos de la ira de Dios; ningún rescate, excepto la sangre de Cristo, puede redimirnos. Cuando la voluntad de Dios se pone en marcha, todos sus atributos la siguen. Si su voluntad dice: «Estoy airado», sus ojos buscan el objeto de su ira y lo hallan; su sabiduría prepara la copa, sus manos afilan la espada y su brazo da el golpe.De, esta manera hay un día de la ira de Dios hacia el pecado, porque El quiere que sea así. John Cragge
Versículo 11. Porque intentaron mal contra Ti.
Dios toma nota de sus intenciones. El que quiso hacerlo pero no pudo, es tan culpable como el que lo hizo.La iglesia de Cristo y su causa enfrentan ataques no solo de quienes la desconocen, sino también de quienes, conociéndola, la odian.
El mal intencional porta un virus ausente en los pecados por ignorancia; atacar el evangelio con premeditación agrava la culpa y el castigo. «Contra Ti» revela que dañar a un creyente es desafiar al Rey mismo. ¡Cuidado, perseguidores!
Los que fraguan maquinaciones, no prevalecerán. La falta de poder es lo que, como el fango, detiene el pie de los que odian al Señor Jesús.
Imaginan con maldad, intrigan con astucia y planean con malicia iniquidades, pero, bendito sea Dios, fracasan al intentar ejecutarlas. Sin embargo, Dios juzgará su corazón, y en el gran día del juicio, considerará su voluntad como un hecho. C. H. S.