Salmo 70 – Súplica por la Liberación

El Salmo 70, súplica por la liberación, David clama a Dios por ayuda y protección en tiempos de angustia y desesperación.

Título: «Al músico principal. Salmo de David». En cuanto al título se corresponde con el Salmo 40, del cual es una copia con variaciones. David, al parecer, escribió el Salmo completo, y también hizo un extracto del mismo y lo alteró para adaptarlo a la ocasión. Hace eco del Salmo 69 y sirve como un prefacio adecuado para el Salmo 71

«Para recordar»: éste es el memorial del pobre. C. H. S.

Versículo 3. Sean vueltos atrás, en pago de su afrenta hecha, los que dicen: ¡Ja, ja!

Pensaban avergonzar al justo, pero resultó en vergüenza suya, y lo será para siempre. Qué afición tienen los hombres a afrentar, y sus ¡ja, ja! no tienen sentido; son más gritos de animales que palabras humanas; no importa con tal que sean una salida para el escarnio y una herida para la víctima.

Tened la seguridad, enemigos de Cristo y de su pueblo, que habrá paga para vuestro trabajo; el pago será en la misma moneda; los que aman la burla, quedarán repletos de ella; sí, pasarán a ser un proverbio y un hazmerreír para siempre. C. H. S.

¡Oh milagro de misericordia! El que merecía los aleluyas de un universo inteligente y los hosannas especiales de todos los hijos de los hombres, tuvo que ver de antemano, y luego sufrir directamente de la boca de los rebeldes cuando vino a bendecir y a salvar, los maliciosos ¡ja, ja! James Frame

Versículo 5. Apresúrate a mí, oh Dios.

Esta oración, como la que hizo por sus enemigos y amigos, fue respondida. El Señor no tardó.

Antes de haber transcurrido veinticuatro horas su espíritu rescatado se hallaba en el Paraíso, y el ladrón crucificado estaba con Él. ¡Oh, qué cambio! Un tribunal terreno lo condenó por la mañana, lo sentenció a muerte y lo clavó a una triste cruz; antes de que oscureciera, se halló en el seno de Dios en la cumbre del Calvario, y pasó a ser el gran centro de atracción y admiración de todas las inteligencias santas del universo.

La mañana le vio cruzando la puerta de Jerusalén, rodeado de una multitud despreciable, cuyos insultos le herían los oídos; pero antes que cayera la noche había cruzado la puerta de la Jerusalén de arriba, y sus pasos avanzaban por las calles de oro, con los cantos de los ángeles resonando en la cúpula de los cielos y el gozo llenando el corazón de Dios. James Frame

Charles Spurgeon