Tipo, tipología. Sombra que proyecta una verdad de la historia del Antiguo Testamento a la realidad o cumplimiento («antitipo») en la revelación del Nuevo Testamento.
Tipología es el estudio de los tipos. Comprende términos como «ejemplo» (Ro 5.14; 1 Co 10.6, 11), «sombra» (Col 2.17; Heb 8.5; 10.1), «figura» (He 8.5; 9.23, 24), «señal» (Mt 12.39), «símbolo» (Heb 9.9; 11.19) y «antitipo» (Heb 9.24; 1 P 3.21). Todos estos están relacionados con la tipología bíblica.
Los tipos del Antiguo Testamento incluyen personas, funcionarios, objetos, acontecimientos, ritos, lugares e instituciones que, además de su propio valor significativo, prefiguraban a alguien o a algo por venir.
Por ejemplo: → Adán, → Melquisedec; la función profética y sacerdotal; el → Maná; la → Serpiente de bronce; la roca herida, el paso del Jordán; la → Pascua; el → Día de expiación y las ciudades de refugio son todos tipos de Cristo.
Hay una variedad de posiciones por parte de los expositores en cuanto al alcance o extensión de la tipología. Algunos han adornado de tal manera la historia del Antiguo Testamento con tantos tipos que la historia simple prácticamente se pasa por alto.
Al otro extremo se hallan los que del todo rehúsan ver en la historia veterotestamentaria significado tipológico alguno. La interpretación correcta se halla sin duda entre los dos extremos.
Para salvaguardar al estudiante de la tipología, debe distinguirse entre el tipólogo respaldado por la autoridad del Nuevo Testamento y el tipólogo basado en la especulación del intérprete inescrupuloso. La sobria exégesis debe prevalecer sobre la imaginación fantástica.
Asimismo, debe distinguirse el tipo que corrobora definitivamente una doctrina de uno que no tiene ninguna contribución para alguna supuesta doctrina.
La expulsión de Jonás del vientre del gran pez, por ejemplo, tipifica, en el pensamiento de Mateo, la resurrección de Cristo (Mt 12.40); pero la devolución de Jonás a tierra firme no tipifica necesariamente la restauración de Israel a la Tierra Santa.
También hay que distinguir entre lo que en un tipólogo es esencial y lo que es superfluo. Muchos tipologistas se dejan llevar por los detalles a tal grado que la verdad esencial se les escapa entre lo absurdo y lo pueril.