Lámpara: Utensilio que en la remota antigüedad no era más que una vasija de barro cocido o metal con una mecha impregnada de aceite. Las había de múltiples formas, sencillas en su mayoría; otras eran obras de arte por su forma, inscripciones y grabados. Se utilizaban para iluminar la casa (Job 18:6), buscar alguna cosa en la oscuridad (Sofonías 1:12; Lucas 15:8–10), en acciones bélicas (Jueces 7:16, 20), para asistir a bodas y otras festividades (Mateo 25:1–13), y para alumbrarse en el camino (Juan 18:3).
Según algunas versiones, las palabras antorcha, tea, luz, etc. son sinónimos de lámpara (Jueces 15:4; Marcos 4:21; Juan 5:35). Posiblemente había diferencia entre lámpara y antorcha, pero el uso de estos utensilios era uno mismo. De aquí que algunas versiones antiguas de la Biblia incluso traducen candela o vela en vez de lámpara (RV-1909: Proverbios 20:27; 24:20; 31:18). Esto se ha corregido en las versiones nuevas porque las candelas o velas no se conocían en aquella época. Los siete «candeleros» que representan las siete iglesias de Apocalipsis probablemente deben entenderse como lámparas (1:12ss), asimismo los que representan a los dos testigos (11:4; cf. Hebreos 9:2).
La lámpara que ardía era emblema de prosperidad (1 Reyes 11:36; 15:4; Job 21:17), y debía permanecer encendida toda la noche, como en el tabernáculo (Éxodo 27:20; Levítico 24:1-4). La lámpara apagada indicaba muerte, ruina y maldición (Job 18:5, 6; Proverbios 13:9; Jeremías 25:10, 11). Además, la lámpara se utilizó como símbolo del culto (Éxodo 30:8), de perpetuidad (1 Reyes 11:36), y de las Sagradas Escrituras (Salmos 119:105; 2 Pedro 1:19).