Juegos: Como elemento recreativo el juego es tan antiguo como el hombre, pero la Biblia advierte del peligro de ocuparse en él mientras se descuidan otros deberes (1 corintios 10), o cuando se lesiona con el juego mismo la dignidad humana (jueces 16).
Las Escrituras aplauden el juego, especialmente de los niños. Según zacarias 8, una de las manifestaciones de la restauración de Jerusalén serían las calles llenas de muchachos y muchachas dedicados a jugar. Jeremías siente tristeza al ver cómo el castigo que vendría sobre la ciudad caería también sobre estos grupos de niños (jeremias 6; 9).
Cristo también hizo referencia al juego de los niños en las plazas públicas (mateo 11; lucas 7). Después de la purificación del templo, un grupo de niños que posiblemente dejaron sus diversiones para acompañar al Señor, repitieron las palabras que habían escuchado a la multitud en la entrada triunfal: «¡Hosanna al Hijo de David!» Esto causó la indignación de los sacerdotes, pero el Señor defendió a los pequeños haciendo referencia al Salmos 8 (mateo 21).