Incienso: Sustancia aromática que se quemaba en el tabernáculo y en el templo (Éxodo 30:1ss; 1 Crónicas 28:18).
>El incienso preparado según la fórmula de Éxodo 30:34-36 y exclusivamente para el uso sagrado (Éxodo 30:37-38), se quemaba cada día y cada noche (Éxodo 30:7-8) como ofrenda. También se añadía a las ofrendas de harina y → PRIMICIAS (Levítico 2:1-2, 15), y a los panes de la proposición (Levítico 24:7).
Una vez al año, en el Día de Expiación, se ofrecía incienso en el Lugar Santísimo (Levítico 16:12-13; cf. Números 16:46-48).
Jehová castigaba a los que no ofrecían el incienso según las ordenanzas: solo Aarón y su descendencia podían quemarlo. Coré y sus seguidores murieron y el rey Uzías quedó lleno de lepra al intentar ofrecerlo por su cuenta (1 Crónicas 23:13; Números 16:1-40; 2 Crónicas 26:16-19); → NADAB y → ABIÚ murieron por ofrecer incienso que Jehová no había mandado (Levítico 10:1-2); Judá provocó la ira de Dios por haber dejado de ofrecer incienso (2 Crónicas 29:6-8).
Jehová se enojaba cuando su pueblo ofrecía incienso a otros dioses (1 Reyes 12:32-13:5; Jeremías 11:12-17; 19:13; 44:15-26; Ezequiel 6:13; Oseas 2:13), muchas veces en los → LUGARES ALTOS (1 Reyes 11:7-9; 2 Reyes 17:11; 22:17; 23:5; Isaías 65:7); Dios lo rechazaba si el corazón no era recto delante de Él (Isaías 1:13-17; 66:2-3; Jeremías 6:19-20).
Es símbolo de la oración en ambos testamentos (Salmos 141:2; Apocalipsis 5:8; 8:3-4; cf. Lucas 1:10).
El incienso puro era una sustancia costosa (Isaías 60:6; Mateo 2:11), obtenida de árboles (Cantares 4:14) de Arabia y de África ( → SABÁ , Jeremías 6:20), que se usaba también como perfume (Cantares 3:6).