Se llamaba Juan, pero se le conocía con el apodo del titulo porque su padre y su madre habían sido tan borrachos como él. Se casó con una mujer buena.
Esto le llevaba a reflexionar Haciendo propósitos de enmienda cada vez que estaba sobrio, qué era solamente las quincenas que pasaba en la cárcel.
Un día entró en un salón Del ejército de Salvación y oyó a los que daban testimonio de liberación de sus pecados por la fe en Cristo.
Como impulsado por un resorte, se adelanto al banco de los penitentes y clamo a Cristo por perdón y liberación de su vicio. Docenas de veces había hecho tales propósitos llorando, pero al levantarse en esta ocasión, sintió que no era el mismo hombre.
Un día, de fatiga y calor después de incitarle mucho sus antiguos compañeros le arrojaron el vaso rompiéndolo sobre su cabeza.
Pero él dio un hermoso ejemplo de humildad cristiana, limpiándose el rostro y pronunciando palabras de perdón. Cristo le había libertado de su genio tanto como de su borrachera.
El Borracho de Nacimiento
Se llamaba Juan, pero se le conocía con el apodo del titulo porque su padre y su madre habían sido tan borrachos como él. Se casó con una mujer buena.