Abraham, Alentado. Bosquejos Bíblicos para Predicar Génesis 15:1-6
La palabra a su tiempo, ¡cuán buena es! Las palabras de Dios son siempre oportunas. Él sabe cómo hablar una palabra al cansado. Sus consolaciones no son pocas ni pequeñas.
I. El tiempo. Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram. Después de la batalla y el rescate de Lot de las manos de los cuatro reyes. No es una experiencia excepcional que el hombre de Dios tiemble, aun después de haber ganado una gran victoria.
Las proezas de la fe nunca traen confianza en uno mismo. Abram puede haber temido la vuelta de los reyes con renovada fuerza; posiblemente estaba afligiendo su alma por haber rechazado los dones del rey de Sodoma; pero lo que le dijo Dios: «No temas; Yo soy tu galardón», tiene que haber sido una palabra llena de consuelo. Veamos:
II. El mensaje. Este mensaje contiene:
1 Una Revelación del Amor de Dios. No temas. Este es el lenguaje de Uno que, en amor y gracia, había considerado toda su necesidad. Jesús dijo: «Dadles vosotros de comer», porque «Él sabía lo que había de hacer» (Jn. 6:6). Este mensaje nos recuerda la plenitud de la bendición del evangelio de Cristo. No temáis; el que entregó a su Hijo por nosotros, ¿no nos dará también con Él todas las cosas?
2 Una Revelación del Poder de Dios. «Yo soy tu escudo. » El Dios Omnipotente y Personal se declara a Sí mismo como la protección del hombre que anda por fe. DIOS es nuestro refugio. Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. «Yo soy tu escudo». Cristo nos ampara del pecado con el escudo de su sangre (Éx. 12:13). Cristo pone al abrigo a los débiles y vacilantes con el escudo de su intercesión (Lc. 22:32).
3 Una Revelación de la Plenitud de Dios. «Yo soy tu galardón sobremanera grande.» Es todavía el deseo y deleite de Dios que su pueblo esté satisfecho con Él mismo. El propósito grande y final de la encarnación es que el alma creyente sea galardonada con la revelación de Dios.
Estas riquezas inescrutables están en Cristo para nosotros hoy. En Él habita toda la plenitud de la divinidad. El mayor galardón que Dios puede concedernos es un conocimiento más grande y mejor de si mismo.
Para esto ha sido dado el Espíritu Santo, para que pueda tomar de las cosas de Cristo y hacérnoslas saber. Esta preciosa promesa fue dada a Abram después que hubo rechazado los profanos dones del rey de Sodoma (Gn. 14:23). Todo sacrificio por amor de Cristo traerá muy grande recompensa.
III. El resultado. «Creyó a Jehová» (Gn. 15:6). Esto es muy hermoso. Aceptó el bondadoso mensaje de Dios, y con calma descansó sobre su palabra, y leemos: «Le fue contado por justicia». suya fue la justicia, no de obras, sino de la fe (Ro. 4:3).
La fe en Dios siempre tiene un poder transformador. Dios justifica al creyente en Jesús. Los cuenta, o estima, como justos. ¿Quién condenará a los que Dios da por justos? Esta creencia en el Señor implica la completa entrega de nosotros mismos a Dios, para que Él pueda obrar en nosotros el querer y el hacer lo que es agradable a Él.