Rut le dijo a Noemí: «Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas» (v. 2). Rut puede representar aquí un alma ansiosa en pos de la verdad. Ha olvidado a sus viejas compañías y dioses. «Lo dejó todo», pero no ha hallado aún reposo para su alma, sino que, como fervoroso buscador, no se avergüenza de ceñirse con el delantal del espigador.
I. La gran humildad de Rut (v. 2). Al desear convertirse en espigadora muestra su buena disposición a asumir la posición de una persona pobre. Pero
ella prefería hacer esto antes que volverse a Moab. Su separación de la vida vieja era completa. No se avergonzaba de tomar el puesto de una buscadora.
II. Su buena porción. «Aquella parte del campo era» (v. 3). Puede que ella fuera temblando, pero el conductor Espíritu de Dios estaba con ella, como lo está siempre con aquellos que le han vuelto la espalda al país lejano y a sus dioses. Era mientras estaba buscando que se encontró con este poderoso rico.
III. Su carácter escudriñado (vv. 5-7). El amo considera el caso de ella.
Nada hay que se le esconda. «He sabido todo», dijo él. «Yo conozco tus obras, y tu amor.»
IV. Su camino, hecho claro (v. 8). «No vayas, ni pases de aquí». Todo temor queda se desvanece ahora con la certidumbre de tu gracia. Los buscadores de la verdad en el campo de su Palabra encontrarán gracia sobre gracia.
V. Su reconocimiento lleno de gratitud. «Ella, bajando su rostro, se inclinó a tierra, y le dijo», etc. (v. 10). «¿Por qué...?» Simplemente porque está lleno de gracia. Ella no podía alegar que merecía tal gracia, pero llena de gratitud la aceptó.
VI. Su corazón, consolado. (1) Consolado con la certidumbre de que él lo sabe todo acerca de ella (v. 11). (2) Consolado con la certidumbre de que él siente una total simpatía hacia ella (v. 12). Él deseaba para ella refugio y reposo bajo las alas de Jehová. Todo esto lo da nuestro celestial Booz (Jesús) a los que en Él confían (Mt. 23:37).

