LA MISIÓN DE CRISTO. Bosquejo Bíblico para predicar de Mateo 20:28
"Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."
Cada ramita en esta rama dorada está cargada del fruto del cielo.
Es un gran racimo de maduras uvas, lleno del nuevo vino del reino. Arranquémoslas cuidadosamente una a una.
VINO. Así, Él tuvo que haber existido antes de venir. Así, no fue empujado fuera del cielo, sino que lo dejó de su buena voluntad. Aquí se revelan su preexistencia e infinito amor.
VINO COMO EL HIJO DEL HOMBRE. Él era el Hijo de Dios, divino y eterno, pero apareció como el Hijo de la Humanidad.
ESTABA EN ESTRECHA RELACION CON DIOS. Vino a una más estrecha relación con el hombre que la que tuviera antes al tomar sobre sí la semejanza de carne de pecado.
NO VINO A SER SERVIDO. Hubiera podido tener abundancia de servidores, si los hubiera deseado. Todos los ángeles del cielo y todas las leyes y recursos de la Naturaleza estaban a su disposición, pero no vino para ser servido como rey.
VINO A SERVIR. El hombre no tenía nada que darle. Él poseía todas las riquezas de la Deidad. Vino a ministrar a las necesidades de la destituida y pecadora humanidad. ¿Quién más que Él podía emprender una tarea tan portentosa? Fue con este fin que se ciño con la toalla de humilde servicio.
VINO A DAR SU VIDA. Obsérvense las palabras: SU VIDA. El hombre no tenía una vida que valiera la pena dar; de hecho, no tenía vida que dar. Como pecador ante Dios, ya la había perdido. Ya estaba condenado. ¡Y que vida fue la de Él: pura, plena y poderosa! Y todo lo entregó.
VINO A DAR SU VIDA EN RESCATE. Así, se precisaba de un rescate. La muerte de Cristo fue sustitutoria. Él llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero.
¿A quién le fue pagado el rescate? No a Satanás, ni al hombre, ni a la muerte, ni a los ángeles, sino en respuesta a la inexorable santidad y justicia de Dios. «Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento» (Is. 53:10). «Mira, pues, la benignidad y la severidad de Dios» (Ro. 11:22).
VINO A DAR SU VIDA EN RESCATE POR MUCHOS. Su muerte fue «por muchos». Este rescate es suficiente para todo el mundo (1 Jn. 2:2).
Es una puerta tan alta como el trono de Dios, y llega tan abajo como la más profunda necesidad del hombre, y tan amplia como «Todo aquel que quiera». ¿Has entrado tú?