La Muerte de Cristo. Bosquejos Bíblicos para Predicar Isaías 53:10, 11
Lo que el sol es para los cielos y la tierra, lo es la muerte de Cristo para la Biblia y el cristianismo. Observemos:
I. Su naturaleza. «Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento ». El racionalista sólo puede ver en la muerte de Cristo la de un mártir de la malicia judía y del menosprecio de Roma; pero Jehová quiso quebrantarlo. «No eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros». Él fue molido entre las muelas superior e inferior de la justicia de Dios y de la culpa del hombre. Podía decir: «Nadie me quita mi vida, sino que yo la pongo de mí mismo». Fue un sacrificio voluntario, ordenado por Dios.
II. Su propósito. Poner «Su vida en expiación por el pecado». ¡Qué diferencia tan profundamente infinita entre «Su vida» y «el pecado»! Solo Dios puede juzgar de una manera plena el valor de la una y los deméritos de lo otro. La grandeza del precio revela lo terrible de la condición a tratar. Él derramó los tesoros de su alma para que el pecado de mi alma pudiera ser quitado. El precio fue totalmente suficiente a los ojos de Dios, y así la redención es eterna.
III. Su resultado. «Quedará satisfecho». Una mujer olvida sus dolores de parto, por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. Él verá del fruto del trabajo de su alma, pero ¿lo olvidará jamás? él se regocijará de que una novia ha nacido en el mundo, y quedará satisfecho cuando ella sea llevada a salvo al hogar para la fiesta de bodas y para su eterna gloria. Nosotros también quedaremos satisfechos cuando despertemos a su semejanza. Mientras tanto, con nuestras vidas y nuestros labios debemos exhibir el poder salvador, santificador y satisfaciente de su muerte, hasta que él venga.