SELLADOS CON EL ESPÍRITU SANTO. Bosquejo bíblico para predicar de Efesios 1:13
«En Él también vosotros [los gentiles], habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados también en él con el Espíritu Santo de la promesa.»
I. El Sello es el Espíritu Santo, que fue prometido, y ahora ha sido dado. Su presencia en nuestros corazones es la evidencia de nuestra aceptación por parte de Dios (2 Co. 1:22).
Así como un sello puede quedar dañado y roto, así el Espíritu Santo puede ser «contristado» y «apagado».
II. El Sellador es Dios, que da el Espíritu a los que creen. «A éste le selló el Padre, Dios» (Jn. 6:27). El que ha obrado en nosotros para esta misma cosa es Dios, que nos dio las arras del Espíritu (2 Co. 5:5).
III. Los Sellados son los que han «oído la palabra de verdad, el evangelio de… salvación… habiendo creído [en Cristo]» (véase Ef. 1:12, 13). Es «por cuanto sois hijos [que] Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo» (Gá. 4:6).
IV. La Significación del Sellado. Es generalmente efectuado como el acto final de un compromiso. Mahoma es llamado por los musulmanes «el sello de los profetas», porque creen que él es el último de este orden. El sellamiento del Espíritu Santo habla de:
1 SEGURIDAD. La piedra puesta en la boca del foso en el que Daniel fue echado «el rey la selló con su anillo» (Dn. 6:17), para que el propósito no pudiera ser cambiado.
El sellamiento de la piedra en el sepulcro de Jesús tuvo también el mismo propósito. Los que son escogidos por Dios «según su propósito» son edificados sobre el fundamento de Dios, que se mantiene firme, teniendo este sello: «Conoce el Señor a los suyos». Nadie puede arrebatarlos de su mano.
2 PROPIEDAD. Cuando el Espíritu Santo descendió sobre el Hijo de Dios, vino también una voz diciendo: «Este es mi Hijo amado».
Los que son sellados por el Espíritu son reconocidos por Dios. Todos los que por Dios son establecidos en Cristo son también ungidos y sellados (2 Co. 1:21, 22). La sangre de Cristo redime para con Dios.
El Espíritu Santo posee para Dios. Los hombres señalados de Dios son aquellos a los que querría evitar un mundo amante de los placeres, aquellos «que gimen y que claman» (Ez. 9:4).
3 AUTORIDAD. El sello es el signo de la autoridad. José y Mardoqueo fueron ambos investidos de la autoridad regia cuando recibieron el sello del rey (Gn. 41:41, 42; Est. 8:8).
Poseídos del sello del rey, actuaban en nombre del rey; así nosotros, poseídos del Espíritu Santo, debemos actuar «en nombre de Cristo» (2 Co. 5:20). Los testigos de Él son aquellos en quienes ha venido a morar el poder del Espíritu Santo (Hch. 1:8).
4 SEMEJANZA. Un sello imparte su propia imagen al objeto sellado; esto es, si el objeto está en condición de recibir y retener la imagen.
Ni el Espíritu Santo puede poner la impronta de Cristo en un corazón endurecido, de piedra. El corazón contrito y humilde será la morada de Dios el Espíritu Santo (Is. 57:15).
Los sellados por el Espíritu tendrán la mente del Espíritu, que es «la mente de Cristo». La obra del Espíritu con nosotros produce el carácter de Cristo en nosotros. Presentaos a Dios. Él es poderoso para obrar en vosotros tanto el querer como el hacer de su buena voluntad.