La mayoría de los cristianos evangélicos consideran que ningún medico ni practicante tiene derecho a tomar el lugar de Dios para poner fin a una vida humana mediante el aborto.
Ninguna mujer tiene “derechos” sobre su propio cuerpo hasta el punto de tener libertad para destruir arbitrariamente niños no nacidos. El embrión que se desarrolla en su cuerpo es mucho más que una simple parte de ella. Tiene existencia separada. ¡Es una vida!
Las Escrituras conceden un valor primordial a la vida humana. Es sagrada y de un valor inestimable para Dios, que nos creó “a su imagen” (Génesis 1:26, 27), que sostiene la vida (“En sus manos está el alma de todo viviente y el hàlito de todo el género humano” (Job 12:10) ) y nos redimió (2 Corintios 5:19).
El aborto es malo porque La Biblia dice: “No matarás” (Deuteronomio 5:17). Es malo porque cada feto tiene potencial para convertirse en una persona plenamente desarrollada y responsable ante Dios. David escribió hace miles de años: “Mi embrión vieron tus ojos. Y en el libro estaban escritas todas aquella cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Salmo 139:16).
Algunos argumentos desde una perspectiva cristiana en contra del aborto incluyen:
Valor de la Vida Humana: Se basa en pasajes bíblicos que hablan de la creación única del ser humano a imagen de Dios (Génesis 1:27) y la idea de que Dios conoce y forma al individuo desde el vientre materno (Jeremías 1:5).
Protección del Débil: Los cristianos a menudo enfatizan la responsabilidad de proteger a los indefensos y desfavorecidos. Esto se aplica a los no nacidos, que no pueden defenderse por sí mismos.
El Mandamiento "No Matarás": La prohibición del asesinato es un principio fundamental del cristianismo, y se interpreta como que abarca la vida en todas sus etapas.
Redención y Perdón: Algunos cristianos creen que incluso si una persona ha participado en un aborto, la gracia de Dios puede llevar al arrepentimiento y al perdón. Esto subraya la idea de que Dios es un Dios de misericordia y restauración.
Pero aún así, la perspectiva cristiana sobre el aborto es ampliamente variada, reflejando diferentes interpretaciones teológicas y creencias dentro del cristianismo.
El cristianismo considera que la vida es sagrada y que la vida humana comienza en la concepción. Esto lleva a la creencia de que el aborto es moralmente problemático y, en muchos casos, inaceptable.
Las bases bíblicas para esta perspectiva se encuentran en pasajes como el Salmo 139:13-16, donde se habla de cómo Dios forma a cada individuo en el vientre materno, y en el mandamiento "No matarás" (Éxodo 20:13). El cristianismo sostiene que el feto tiene un valor intrínseco y un propósito desde el momento de la concepción.
No obstante, también hay algunas ramas cristianas que adoptan posiciones más matizadas, considerando el aborto en casos de amenaza para la vida de la madre, violación o malformaciones graves del feto. En estas perspectivas, se busca equilibrar la protección de la vida del feto con la consideración de circunstancias extremas.
“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre” (Salmo 127:3).
“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras. Estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en el libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Salmo 139:13-16).