DEJA DE JUZGARTE Y EVALUARTE
Deja de juzgarte y evaluarte porque esto no te corresponde a ti. Sobre todo, deja de compararte con otras personas. Hacerlo produce sentimientos de orgullo o inferioridad; y, a veces, una mezcla de ambos. Yo guío a cada uno de mis hijos a lo largo del camino que está hecho a la medida de cada uno. Comparar no solo es un error sino que también es algo absurdo.
No busques aprobación en el sitio equivocado: tus propias evaluaciones o las de otras personas. La única fuente de verdadera afirmación es mi amor incondicional. Muchos creyentes me perciben como un juez desagradable buscando enojado sus faltas y fracasos.
Yo guío a cada uno de mis hijos a lo largo del camino que está hecho a la medida de cada uno.
¡Nada más alejado de la verdad! Yo morí por tus pecados, de modo que puedo cubrirte con vestiduras de salvación. Así es como te veo: radiante en mi manto de justicia. Cuando te disciplino, nunca lo hago enojado o con disgusto; es para prepararte para que puedas tener una relación cara a cara conmigo por toda la eternidad. Sumérgete en mi amorosa Presencia. Sé receptivo a mi consentimiento que fluye constantemente de mi trono de gracia.
LUCAS 6.37; JUAN 3.16-17; ISAÍAS 61.10; PROVERBIOS 3.11-12