Imitadores de Dios
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
EFESIOS 5:1-2 LBLA
Cuando la gente lo mira, ¿notan su parecido familiar? Quizá en lo natural, usted tiene características de su padre o su madre; quizá tenga sus ojos, su boca o sus expresiones. Nosotros también deberíamos tener las características de nuestro Padre celestial.
Deberíamos mostrar su semejanza. Deberíamos tener sus ojos, su boca y sus expresiones también.
Deberíamos mostrar su semejanza. Deberíamos tener sus ojos, su boca y sus expresiones también. Deberíamos estudiarlo e imitarlo con el mismo asombro con que los niños pequeños imitan a sus padres terrenales.
La Biblia nos dice que Dios es amor. Nunca nos parecemos más a Dios que cuando andamos en amor: cuando somos pacientes y amables; cuando otorgamos gracia y misericordia y perdón a los demás en la manera en que Cristo nos ha perdonado.
Cuando imita a Dios, cuando hace las cosas a su manera, ¡usted obtiene sus resultados! Y los caminos de Dios siempre conducen a la vida, la libertad y la bendición. Mientras más imite a su Padre celestial al caminar en amor, más lo verá manifestándose en su vida. Él abrirá puertas para usted que ningún hombre puede cerrar ¡y verá su mano de bendición en cada área de su vida!