Puerco: Los antiguos habitantes de Canaán comían carne de puerco y los griegos la usaban en sus sacrificios religiosos. Pero para el judío era comida impura (Lv 11.7; Dt 14.8). Comerla era censurado como una odiosa abominación idólatra (Is 65.4; 66.3, 17).
La manada de puercos que fue destruida en → Gadara (Mt 8.32ss) seguramente pertenecía a judíos helénicos que los criaban para vender a los gentiles. La carne de puerco o cerdo simbolizaba suciedad y corrupción para los judíos, lo contrario a lo puro y santo (Pr 11.22; Mt 7.6). Cuidar puercos, pues, era una ocupación degradante e indigna (Lc 15.14–16).
En Salmos 80.13, 14 el puerco connota destrucción y en 2 Pedro 2.22 es figura de suciedad, bajeza e impureza; representa la herejía y la profesión religiosa sin regeneración.