Cómo Puedo Saber si soy Salvo?
Hay ciertas cosas en las que podemos equivocarnos sin ninguna consecuencia severa. La eterna salvación de nuestra alma es lo más importante en la vida. ¡Sus consecuencias son eternas! Muchos creen que no se puede saber con seguridad si uno es salvo o no hasta que muere.
¡Eso es demasiado tarde! Hay otra enseñanza que dice que hay pecados que se deben expiar después de la muerte en un lugar llamado Purgatorio. En primer lugar, la Biblia nunca menciona la existencia de dicho lugar. Si esto fuera verdad, querría decir que el sacrificio de Cristo en la cruz no fue suficiente.
Cuando Él murió dijo: “Consumado es” (Juan 19:30). La Biblia también dice que la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, limpia de todo pecado (1 Juan 1:7). La Biblia presenta claramente una salvación de “tiempo presente”. Podemos tener completa seguridad de que somos salvos ahora. Veamos lo que Dios dice de este asunto.
¡Si Dios lo dice yo lo creo! En la obra de salvación hay dos partes: La de Dios y la nuestra. En 1 Juan 1:9 se nos dice que si confesamos nuestros pecados a Él (nuestra parte), Él nos limpiará (su parte). Si hacemos nuestra parte con sinceridad, “El es fiel”, podemos contar con que Él hará su parte.
Al carcelero filipense se le dijo: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). En Romanos 10:9,10 se nos dice que si creemos en nuestro corazón que Cristo se levantó de entre los muertos y lo comunicamos a los demás, seremos salvos. Hay evidencias tanto internas como externas del cambio que trae la salvación.
Primero, veamos algunas de las evidencias internas.
a) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16)
b) Hay un cambio de apetito y deseos (2 Corintios 5:17)
c) Hay un amor para el pueblo de Dios (Juan 13:35; 1 Juan 3:15)
Segundo, algunas de las evidencias externas son:
a) No sentir ninguna condenación (Romanos 8:1; Salmo 103:12)
b) Paz con Dios (Romanos 5:1)
c) Una vida cambiada (2 Corintios 5:17) Cf. la experiencia de Pablo
El enemigo tratará de hacer que dude de su salvación. Confróntelo con estos pasajes de la Palabra de Dios: Juan 1:11,12; 3:36, 5:24; 6:47; y 1 Juan 3:1,2. Fíjese que todos están en el tiempo presente. Tenemos salvación ahora, ¡gloria al Señor! ¡Y nos esperan cosas aún más grandes!
Ser salvo no quiere decir que somos perfectos. Dios todavía está obrando en nosotros, pero podemos confiar en que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).