Después de escapar de la gente de arena, Luke Skywalker se encuentra en el planeta de Tatoil con Obi Wan Kenobi. Luke acaba de descubrir que Obi Wan es un caballero Jedi que ha luchado en las Guerras Clone con el padre de Luke. Obi Wan le da una espada láser que perteneció a su padre, y en el transcurso de la conversación menciona «la fuerza».
«¿La fuerza?», dice Luke.
Obi Wan responde: «Bueno, la fuerza es lo que le da al Jedi su poder. Es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea y nos penetra. Mantiene unidas a las galaxias».
Ese concepto de fuerza que vimos en la popular serie de películas de La guerra de las galaxias tiene algo muy conocido. Mucha gente se imagina que Dios es «la fuerza». La imagen que tienen de Dios es la de una fuerza impersonal o alguna forma de energía sin rostro que misteriosamente rodea y guía el Universo. Pero eso es un mito.
Por supuesto que Dios rodea y guía el Universo. Él es omnipresente. Él es Espíritu. Pero no es una fuerza misteriosa ni una forma de energía que simplemente está ahí afuera en algún lado. No es una «cosa» ni un «algo». Lo sorprendente acerca de Dios es que Él es un Dios personal.
«Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan» (Proverbios 8.17). Nota los pronombres que Dios usa al referirse a sí mismo. «Yo… me… me… me». ¿Acaso suena esto como una «energía cósmica?»
Dios, el verdadero Dios, está personalmente interesado en ti. Él te conoce por nombre. Ya Su pueblo le dice: «He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida…» (Isaías 49.16).
Lejos de ser una fuerza impersonal, la Biblia se refiere a Dios como «el Dios de Abraham, Isaac y Jacob». Él le dijo Su nombre a Moisés; se rebeló a sí mismo a Samuel; le habló a Isaías en el templo. Jeremías supo de Él cuando le dijo: «Antes que te formase en el vientre te conocí» (Jeremías 1.5).
El apóstol Pablo le llamaba «mi Dios». El rey David lo llamaba el padre de los huérfanos y defensor de las viudas; y todos los cristianos han recibido el «espíritu de adopción» para que clamemos «¡Abba, Padre!» (Romanos 8.15).
Dios, el verdadero Dios, está personalmente interesado en ti. Él te conoce por nombre. Ya Su pueblo le dice: «He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida…» (Isaías 49.16). «… Él tiene cuidado de vosotros» decía el apóstol Pedro (1 Pedro 5.7). Jesús dijo: «Pues aun vuestros cabellos están todos contados» (Mateo 10.30). Y Dios promete que:«… me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón» (Jeremías 29.13). Esta es una promesa que tú puedes tomar personalmente.
Ejercicio
Desarrolla tu capacidad para enfrentar el mito de la fuerza impersonal con este ejercicio:
Lee Jeremías 29.12,13. Encierra en un círculo cada pronombre personal (yo, me, tú, etc.) que encuentres en los versículos.
Localiza Jeremías 1.5. Encierra en un círculo los pronombres personales en esa breve referencia.
Lee el encuentro de Moisés con Dios en Éxodo 3.1-15. ¿Cómo se identifica Dios a sí mismo con Moisés en el versículo 6? ¿Cuál es el nombre que Dios utiliza para referirse a sí mismo en el versículo 14? ¿Cuántas veces utiliza Dios el pronombre «yo» en estos versículos? (Cuéntalos y escribe la respuesta aquí________.)