El placer tampoco es la respuesta
Eclesiastés 2.1
¿Quién no quiere vivir una buena vida La pantalla —tanto chica como grande— nos muestra un mundo de casas elegantes con grandes habitaciones alfombradas, una cochera con dos autos nuevos, y todo equipado de primera... fiestas suntuosas donde todos son jóvenes y bellos, y corre el licor como agua. ¿Acaso no atrae esa clase de vida
Pero el problema es que la pantalla tiene solamente unos milímetros de espesor y atras... nada. Esa vida elegante es una ilusión, y las sonrisas se esfuman una vez que se apaga el aparato.
El Predicador lo probó todo. Lujo, bebidas, mujeres, todo lo que un hombre podría pedir. Su conclusión es que “la risa es locura y el placer de nada sirve” (v. 2).
Su propósito de probarlo todo —dice— era “saber ... lo que mas le conviene al hombre durante sus contados días en este mundo” (v. 3). He aquí los grandes interrogantes del ser humano: ¿Qué es la vida ¿Cual es su propósito Pero, al contrario de lo que piensa la mayoría, la búsqueda del placer es una búsqueda interminable, porque nunca nos satisface, nunca llena ese vacío interno que Dios ha puesto en cada persona.
La verdadera meta del hombre es glorificar a Dios y gozar de su presencia eternamente.
El Escéptico tiene, por lo menos, la sabiduría de meditar sobre su situación. Se ha dado cuenta de que el placer es un callejón sin salida, que no lleva a ninguna parte. Todavía no nos ofrece respuestas. Quizas porque sólo estamos en condiciones de abrirnos a una respuesta cuando sentimos verdaderamente el problema.
Hay placeres superficiales que nunca satisfacen realmente; la verdadera satisfacción viene de otras dimensiones mas profundas, como expresa San Pablo en Romanos 14.17: “El reino de Dios no es cuestión de comer o beber determinadas cosas, sino de vivir en rectitud, paz y alegría por medio del Espíritu Santo.”
¿Por qué el Predicador siente frustración con lo que otros
llamarían
‘éxito’?
¿Qué, efectivamente, hice en mi vida, se pregunta el Predicador
¿Cómo respondes a esa pregunta
Para meditar...
La verdadera meta del hombre es glorificar a Dios y gozar de su presencia eternamente.
De un antiguo catecismo.
Señor, que mi plena satisfacción— la encuentre en ti. —