Escenario N°. 2: Otro empleador diferente rehúsa alquilar a julio simplemente porque es blanco. ¿Es eso racismo?
Escenario N°. 3: Un tribunal superior prescribe que debe darse tratamiento preferencial en prácticas de alquiler de viviendas a un grupo racial sobre otro. ¿Es eso racismo?
¿Qué es racismo? Puesto así simplemente, el racismo es una forma de prejuicio (Juicio apriori) basado solamente en la raza. Si tú actúas de cierta manera hacia una persona simplemente porque pertenece a una raza diferente, tú eres culpable de racismo.
Las raíces del racismo: La mayoría de nosotros estamos alrededor de otros con quienes tenemos muchas cosas en común. Esto no es necesaria mente errónea.
Dos personas de diferente raza tienen aspecto diferente. Lo que es más, ya que las diferentes razas algunas veces tienen diferentes tradiciones culturales y sociales, dos personas de diferentes razas pueden pensar y actuar de manera diferente en ciertas situaciones.
Estas diferencias pueden hacer que la gente se sienta incomoda uno con otro. Tampoco esto es necesariamente erróneo, el racismo se da cuando permitimos que esas diferencias (tanto reales como imaginarias) nos dividen injustificadamente. El racismo dice: “Si una persona es diferente, debe ser inferior. Yo, y el resto de mi clase, merecemos un mejor tratamiento”. ¿Es esa una actitud bíblica?
La biblia y el racismo: todas las personas han sido creadas a imagen de Dios (Génesis 1:26-27); por consiguientes, deberíamos tratar a cada persona que Dios coloca en nuestras vidas con respeto y dignidad, sin mirar su raza.
Jesús demostró esta verdad en su vida. Él se acercó amorosamente a una mujer samaritana en el momento en que los judíos odiaban a los habitantes de samaria. (Ellos eran despreciados por su decencia mixta).
Nuestro señor nos mostró que las diferencias-sean culturales, étnicas o raciales-no deben fomentar el racismo. Sigamos el ejemplo de cristo a la vez que recordamos esta gran declaración: “Pues todos son hijos de Dios mediante la fe en cristo Jesús… No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en cristo Jesús” (Gálatas 3:26-28)