Haciendo un diagnóstico de la juventud y su inexperiencia, les comentaré algunas razones que los líderes tienen para no considerar a los jóvenes en sus programas, y eso incluye a padres, jefes de trabajo, maestros y cualquier persona que tenga un liderazgo sobre nosotros:
1. Falta de vida: Hay cosas que son necesarias para tomar mejores decisiones, una de ellas es la edad. Con el solo hecho de vivir, se obtienen conocimientos que no pueden ser remplazados por nada… como tener barba y rasurarla, hay que esperar a tener una, para decir: ¡Houch! me arde la cara con la loción después de afeitarme…
2. Rebeldía: El joven es rebelde por naturaleza, ya que la rebeldía es la frustración por el desconocimiento de las cosas. Entre más desconoce, más rebelde. Es clásico escuchar: “Si hubiera sabido que… entonces hubiera reaccionado… para no haber tenido que… y entonces hoy podría… y no hubiera cometido tantos errores.”
3. Desconfianza: Probar que podemos no es fácil, principalmente cuando no intentamos nada para probar nuestro valor como realizadores de cosas. El joven por lo regular tiene muchos principios, pero casi nunca finales; pocos concluyen sus proyectos… sinceramente: ¿Quién podría confiar en alguien que no termina lo que empieza?
4. Indisciplina: El joven odia los métodos y prefiere la libertad de la improvisación. Es común ver a los jóvenes (más astutos) tomar la carretera libre, en vez de la autopista de cuota. La disciplina, es esencial en la formación, es la gran diferencia entre lo que nos gusta y lo que nos conviene. Conocer lo que nos conviene, es de superdotados. Dime que haces hoy, y que haces para conservarlo y te diré donde estarás en 50 años.
5. Falta de Capacidad: La preparación para los puestos es fundamental; no solo es saber, sino saber porque saber, y tener la astucia para poner por obra esos conocimientos. A ese pequeño hilo que divide el: “lo se” y el “así se hace y está funcionando bien”, se le llama capacidad.
6. Idealismo sin realidad: El joven es soñador por excelencia. El ideal de un joven es un mundo perfecto, en blanco y negro, de malos y buenos, de ángeles y demonios, de mamá y papá, donde siempre alcanza el dinero para todo y es fácil tocar el sol con un dedo.