A su vez, estas últimas emociones generarán una retroalimentación que recaerá nuevamente sobre la construcción de la autoestima positiva que se ha generado, aumentando de esta manera su potencial también positivo.
• La persona que tiene autoestima, experimenta un sano sentimiento de agrado y satisfacción consigo misma.
• Se conoce, se acepta y valora con todas sus virtudes, defectos y posibilidades.
• Siente además que las limitaciones no disminuyen su valor esencial como persona y se descubre como alguien “querible” por lo que es en sí, y descubre la importancia de cuidar de sí.
• Quien posee autoestima también acepta y valora a los demás tal cual son; puede establecer relaciones de sana dependencia comunicándose en forma clara y directa con los demás.
• Se ve favorecido con la capacidad y la buena disposición para permitir que los seres queridos sean lo que ellos elijan, sin presionarlos para inducirlos en sus preferencias.
• Es una persona que tiene el valor de asumir riesgos y enfrentar los fracasos y frustraciones como oportunidades para aprender a crecer y los asume como desafío, separándolos de sí mismo.
• Logra aprender de los errores cometidos.
En la medida en que nos animamos a creer en nosotros mismos, ponemos más energía positiva y perseverancia ante los retos y desafíos del entorno, ello suele llevar a obtener los resultados esperados, lo cual refuerza de nuevo nuestra autoestima cerrándose así un círculo positivo de autoestima y energía para afrontar los cambios.