Con prólogo de Bill Bright se nos introduce luego en la intención del libro: Producir el fruto de Dios, como la clave para una vida plena.
¿Cómo podemos producir el fruto de Dios?
Cuando Jesús explicaba a sus discípulos cómo podrían producir el fruto de Dios, usaba la analogía de la viña:
Jesús dijo en Juan 15:1 “Yo soy la vid verdadera (alethinos). . . “ Pudo haber dicho: “Yo soy una vida” o “Yo soy la vid”, pero quiso comunicarles a sus discípulos en forma enfática que él es la única vida que es legítima.
El significado de la palabra original alethinos es “verdad, real, genuino”. Jesús es la verdad, y es la única vid a la que las ramas se pueden conectar para producir el fruto de Dios. Él es el creador, el Hijo de Dios sin pecado, omnipotente, y el único sendero al cielo. El habla con autoridad como nadie más puede.
Andrew Murray dijo:
"La conexión entre la vid y una rama es la vida en sí. Ningún esfuerzo humano puede afectarla, la rama es tal cosa solo por la labor del creador, en virtud de lo cual la vida y producción de la vid se conectan a la rama."
Y así es con los creyentes. La unión de los fieles con el Señor Jesús no es el resultado de la sabiduría o voluntad humana, sino de un acto de Dios por el cual la unión vital más cercana y completa es afectada entre el Hijo de Dios y el pecador: “Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo” (Gálatas 4:6). El mismo Espíritu que vivió, y aún vive, en el Hijo llega a ser la vida del creyente; en la unidad de ese Espíritu camaradería de la misma vida que es en Cristo, el creyente es uno con él. Tal como entre la vid y la rama, la unión de la Vid y el creyente es un enlace vital que lo hace uno.
Sin la Vid la rama no puede hacer nada. A ella le debe su lugar en la viña, su vida y su fruto.
Como seguidor de Cristo Jesús, usted está conectado a la vid. El alimento del Espíritu fluye en usted a través de sus raíces, permitiéndole actuar como Cristo y mostrar “el Fruto del Espíritu”.
Usted es diferente de como era antes de que le diera su vida a Cristo. Antes, no habría podido modelar la clase de amor, paz, autocontrol o bondad que da el fruto del Espíritu. Pero cuando diariamente se aferra y depende de la Vid, cultiva el fruto de Dios, porque esto es una habilidad sobrenatural que solo los creyentes en él pueden disfrutar.
Neil Anderson, en su libro "Cada Día en Cristo" explica:
El alma de la persona espiritual refleja un cambio generado por el nacimiento espiritual. Puede entonces recibir su ímpetu del Espíritu, no solo de la carne. Su mente se renueva y se transforma. Paz y gozo, en lugar de confusión, caracteriza sus emociones. Es nuestra responsabilidad decidir no caminar de acuerdo a lo carnal, y hacerlo de acuerdo al Espíritu. A medida que la persona espiritual ejercita su opción de vivir en el Espíritu, su vida produce el fruto del Espíritu"
Hay personas cariñosas que aún cuando no son cristianas muestran tremendos actos de bondad. Sin embargo, si hubieran estado vinculados a la Vid, piense cuánto más podrían ser y hacer.
Thomas E Trask también trae paz sobre aquellos cristianos que viven temerosos de que Dios los cortará porque continúan luchando con actitudes erróneas, o parecen ser tentados con frecuencia a hacer cosas que son pecaminosas. La clave para ellos es no abandonar la fe, sino mantenerse y saber que Dios les ayudará a vencer.
El Fruto del Espíritu consta de 13 capítulos:
1. Introducción, Producir el Fruto de Dios: Clave para una vida plena
2. Amor. Cómo crear relaciones saludables
3. Alegría. Cómo alegrarse en cualquier situación
4. Paz. Cómo vencer la ansiedad y el conflicto
5. Paciencia. Beneficios de la espera
6. Amabilidad. Cómo alcanzar a otros
7. Bondad. Cómo aprender a vivir generosamente
8. Fidelidad. Base de la amistad verdadera
9. Humildad. Fortaleza de la humildad
10. Dominio propio. Cómo dominar nuestras pasiones
11. Gane la Batalla Interior. El poder de una vida victoriosa