Durante mis viajes por el mundo para dirigir reuniones e iniciativas de oración, no es inusual que alguien me pregunte con discreción: “Cindy, ¿cómo puedo ver que mis oraciones realmente sean respondidas? ¿Puedes contarme los secretos que Dios te ha mostrado a lo largo de los años como líder de oración?”.
Con mucha frecuencia cuando me hacen esa pregunta, mi mente se remonta a los años cuando guiaba a otras personas en oración. Como podrá darse cuenta a medida que lea las páginas de este libro, no comencé con la aspiración de convertirme en una generala de intercesión, créame.
Honestamente, quería ser una madre que se quedara en casa con sus hijos, pero Dios tenía otros planes. ¡Al principio no era una oficial dispuesta a orar! Verá, mi esposo Mike y yo no teníamos el interés de reclamar el título de generales de intercesión. Con toda franqueza, ese fue el nombre que se le dio a nuestro ministerio con el paso de los años, no tanto el que le dimos nosotros en el inicio, sino más bien con el que nos presentaban una y otra vez: generales de oración.
Por fin, con la insistencia de amigos como Kyle Duncan, quien editó este libro, he escrito estos “secretos de un general de oración” para que todos puedan leerlos. He seleccionado los temas para usted de una manera cuidadosa de modo que adquiera las claves que necesita para ver la respuesta a sus oraciones.
Estas claves para una oración respondida las he entresacado de mis tiempos de oración en lugares como Iraq, donde estuvimos en rocosas montañas pidiendo a Dios que cambiara el curso de la guerra. Escenas tan dramáticas como esa tienen un contraste en los tranquilos momentos de súplica en mi cuarto de oración, arrodillada, llorando por mis generaciones (la mía y la de los miembros de mi familia).
El Poder de la Oracion Persistente
Me gustaría hacer un viaje junto a usted a lo largo de este libro. Medite en él durante su tiempo devocional cada mañana y enséñelo en sus grupos de oración.
Comenzaremos con la pregunta más básica y que, no obstante, muchas veces no se hace: “¿Por qué necesitamos orar? Ya que hay un Dios amoroso que está presente en todos los lugares y que conoce nuestras necesidades, ¿por qué necesitamos pedirle en oración?”.
Para aquellos de ustedes que tienen más experiencia en la oración, esto puede parecer elemental, pero le aseguro que no podemos darnos el lujo de saltar pasos cuando exponemos a otros las razones para orar. Con frecuencia asumimos que las personas conocen muchas cosas cuando en realidad no es así y por ese motivo dejamos brechas enormes en su entendimiento de los propósitos de Dios.
Es por eso que estamos empezando con la pregunta más básica: “¿Por qué orar?”. No solo eso, sino que como yo, es mi deseo que descubra formas de profundizar su propia vida de oración, a pesar de que puede que haya sido un líder de oración durante décadas.
Quiero mostrarle mi corazón mediante este libro de una manera íntima y abrir una ventana para que vea épocas cuando luché para salir victoriosa orando persistentemente.
Una pregunta esencial que abordaremos en este libro es lo que yo llamo un caso para orar persistentemente. Tal vez ha orado por alguien hasta que simplemente se queda exhausto de hacer esa oración en particular. ¡No desista! La oración persistente funciona y verá llegar la respuesta.
Oraciones que debes hacer!
En muchas ocasiones la parte más tenaz de la batalla es justo antes de que la marea cambie. ¿Qué quiero decir con esto? Justo antes de una victoria, su esposo se vuelve más cascarrabias que nunca o parece que su hijo encontrara nuevas y originales formas para pecar y avergonzarla.
Escribí el capítulo dos, “Un caso para orar persistentemente”, para darle fortaleza y gracia mientras continúa batallando contra lo imposible en sus tiempos de oración.
Ya que también soy músico y estoy totalmente convencida del beneficio de la alabanza en nuestras oraciones, tuve que incluir el capítulo “La alabanza persistente”.
Un libro sobre la oración no estaría completo, en mi opinión, sin un capítulo acerca de la oración intergeneracional. Mamás, ¡esto va a tocar sus corazones! Todos nosotros, ya sea que tengamos o no nuestros hijos biológicos, sabemos que necesitamos dejar un legado y que las generaciones venideras necesitan orar juntas.
Es probable que pueda darse cuenta de que el último capítulo, “La intercesión del Reino”, es un mensaje que está anclado muy profundamente en mi corazón en la actualidad.
Quiero ver las naciones de la tierra cambiadas a través de ¡la oración persistente para que venga su Reino; se haga su voluntad en la tierra como en el cielo!
Cindy Jacobs