
Buen Siervo y Fiel
Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mateo 25:21)
Nuestro Señor Jesucristo enseñó a sus discípulos respecto a lo que es el Reino de los cielos. Les dijo que era semejante a un hombre que se fue de viaje y encargó sus bienes a tres personas: A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a un tercero mil. Al regresar evalúa lo que hicieron cada uno de los tres. El tercero reprobó y los dos primeros obtuvieron la más alta calificación: ‘Hiciste bien, siervo bueno y fiel’.
La instrucción para nosotros es que al final de los tiempos daremos cuenta a nuestro Señor de lo que hicimos en nuestra vida. Lo primero que destaca el texto bíblico es el carácter. No se nos cuestionará acerca del número de reuniones que asistimos en la iglesia, o cuántos capítulos leímos cada día, ni cuánto dinero dimos a la obra de Dios. Todo esto es muy importante, pero finalmente son disciplinas espirituales que nos ayudan a la formación de nuestro carácter cristiano.
Nuestro Creador espera que tengamos actitudes bondadosas en favor de otros. El llamado es siempre a hacer el bien como resultado del fruto del Espíritu Santo en nosotros. Esto nos lleva a aceptar a los demás tal y como son, a respetar las diferencias, a recono- cer lo bueno en ellos. También se habla de fidelidad.
Nuestro Señor espera que en esta vida seamos fieles a Él y dignos de confianza de los demás. La familia, los negocios, las amistades, el matrimonio, necesitan estar fundamentados en la fidelidad. Cuando las cosas no marchan bien o hay dificultades, todas nuestras relaciones requieren que seamos fieles y que otros lo sean con nosotros.
Oremos: Bendito Padre Celestial, te pido que nos permitas ser llenos de Tu bondad para respetar, amar y sembrar el bien en la vida de otros. Gracias por Tu fidelidad en tus promesas. Danos de Tu Espíritu para mantenernos fieles a ti e inspirar confianza en otros. En el nombre de Cristo Jesús. Amén