
La Presencia de Dios hace que el lugar sea Santo
Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Éxodo 3:3–5
Dios me llamó al ministeriomientras estaba en mi habitación haciendo la cama y hablando con Él. Hacer la cama es una cosa más bien mundana. No hay nada particularmente espiritual o emocionante respecto a ello, no obstante, Dios decidió hablar conmigo con respecto a tomar una dirección que alteraría grandemente todo el curso de mi vida y la vida de mi familia mientras estaba en mi casa realizando esta actividad cotidiana bastante ordinaria.
Si lo dejamos entrar a cada área de nuestra vida, nos sorprenderemos de los momentos y lugares en los que el Señor nos va a hablar. Cuando Dios se le apareció a Moisés en la zarza ardiente, le pidió que se quitara el calzado porque el lugar en el que estaba era santo.
Unos segundos antes de que Dios apareciera, era un lugar ordinario; ahora se había vuelto tierra santa. ¡Su presencia lo hizo santo! Y su presencia está en el creyente que ha aceptado a Jesucristo como Salvador.
Somos el tabernáculo de Dios; nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). ¡Él vive en nosotros! Adondequiera que vamos, Él va. Si vamos a la tienda de comestibles, Él va. Si vamos a jugar golf, Él va. Si vamos al parque con nuestros hijos, Él va.
Todas estas cosas ordinarias son cosas que debemos hacer o deberíamos hacer para mantener el equilibrio en nuestra vida. Las cosas que hacemos y los lugares a donde vamos en nuestra vida cotidiana no son santos en sí mismos, pero cuando vamos allí y las hacemos, Dios ha prometido estar con nosotros. Y cualquier lugar en el que Dios está se vuelve santo.
Las cosas seculares pueden volverse sagradas cuando el Señor está presente. Si usted y yo hacemos todo para la honra y gloria de Dios, entonces todo se puede hacer con la consciencia de su presencia: ¡podemos “vivir la vida” con Dios!
La vida en Cristo es tan maravillosa, yo creo que deberíamos celebrar cada aspecto de ella. El diccionario de Webster en inglés define la palabra celebrar en parte como: “Observar una ocasión con [… ] festividad”.1 La vida ciertamente es una ocasión especial y debería ser celebrada con festividades, especialmente con una actitud festiva. Nuestra confesión diaria debería ser lo que dice el Salmo 118:24: “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él”.