(a) Templo portátil provisional, donde el Señor se encontraba con Su pueblo (Éx. 33:7-10).
(b) Santuario portátil, cuya construcción Dios ordenó en Sinaí a Moisés, y que acompañó a los israelitas en su peregrinación por el desierto, y quedó después en pie en la Tierra Prometida hasta el establecimiento del reino en paz bajo Salomón.
La importancia del Tabernáculo queda marcada por la cantidad de capítulos que se le dedican en el libro del Éxodo: 25 a 31, constituyendo una tercera parte del libro.
Su objeto era permitir que el Señor morara en medio de Su pueblo (Éx. 25:8) y procurar a los hombres pecadores un medio de comunión constante con el Dios santo (Éx. 25:22; 29:42-46).
Efectivamente, hay una inmensa diferencia entre el descenso del Señor, rodeado de fuego devorador, con todas las amenazas del Sinaí (Éx. 19:10-22) y por otra parte su morada permanente en medio del campamento (Éx. 40:34-38).
Este cambio se hizo posible gracias al Tabernáculo y el sistema sacrificial y el sacerdocio que éste conllevaba.
En el Tabernáculo se reproducían la imagen y la sombra del santuario celestial. Moisés lo construyó según el modelo que Dios le había dado en el monte (Éx. 25:9, 40; 26:30; 27:8).
Su ejecución fue conforme a todo lo que el Señor había ordenado (esto se afirma 18 veces; cfr. Éx. 39:32, 42:43, etc.). No se dejó nada en absoluto a la inventiva o iniciativa humanas. Cada uno de los detalles tenía su importancia y significado espiritual.
La epístola a los Hebreos confirma que el santuario hecho de mano del hombre era «imitación del verdadero», establecido por el Señor en el cielo (He. 8:2, 4-5; 9:11, 23-24).
El ritual, culto, los sacrificios, el sacerdocio de Aarón, son todos tipos y profecías de la persona, sacrificio y sacerdocio de Cristo, nuestro sumo sacerdote.
Por definición, estos tipos y ordenanzas eran temporales: las vestiduras, utensilios, divisiones del santuario, velo, sacrificios, abluciones, etc., todo esto ha cedido su puesto al culto rendido en espíritu y en verdad, habiendo todo ello sido cumplido por la venida de Cristo (He. 8:5; 9:1-10; Jn. 4:23-24).
Introducir estas cosas en el culto cristiano, como lo hacen la Iglesia de Roma y sus imitadoras, es confundir los pactos, y volver al Antiguo Pacto, que ya ha quedado abrogado en favor del Nuevo.
🔆 Versiculos Biblicos por Temas