
«No nos desanimamos». Devocionales cristianos de 2 Corintios 4:16
Un día un naturalista observó en su jardín una mariposa excepcionalmente grande y hermosa que revoloteaba como si estuviera en gran angustia; parecía estar atrapada de tal manera que no podía liberarse a sí misma.
El naturalista, queriendo liberar a la preciosa mariposa, la tomó por las alas y la soltó. Voló solo unos cuantos metros y cayó al suelo muerta.
El naturalista levantó a la pobre mariposa, la llevó a su laboratorio y la puso bajo la lupa para descubrir la causa de su muerte. Allí encontró la sangre vital fluyendo de las pequeñas arterias de sus alas.
La naturaleza las había atado a su crisálida y le estaba permitiendo revolotear para que sus alas pudieran fortalecerse. Se trataba del proceso para el desarrollo muscular que la naturaleza le había dado a la mariposa para que pudiera tener un recorrido extraordinario entre las flores y por los jardines.
Si solo hubiera revoloteado lo suficiente, la mariposa hubiera estado lista para el vasto recorrido; pero la liberación terminó con el hermoso sueño.
Así sucede con los hijos de Dios: cómo anhela el Padre que ellos recorran vastos terrenos de experiencia y verdad. Él nos permite estar atados a cierto tipo de lucha. Nosotros nos desatamos para quedar libres.
Clamamos en nuestra angustia y a veces pensamos que él es cruel porque no nos libera. Nos permite revolotear y seguir revoloteando. A veces parece que la prueba es su programa.
Solo la oración nos mantendrá firmes mientras estamos en la lucha; para que nos mantengamos fieles y aprendamos, oh, esas lecciones maravillosas.
Usted está atado a una cruz. Yo le ruego que no luche. Mientras más amor lleve con la cruz, más ligera se vuelve.