
Una Mala Solución
"Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. 4 Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora." (Génesis 16:3,4 )
Sara, la esposa de Abram, no le daba hijos. Años antes Dios le había prometido a Abram que sería origen de una gran descendencia, pero aún no tenía hijos de su esposa Sara. Tenían una sierva egipcia llamada Agar y Sara animó a su esposo a actuar como era costumbre en aquellos tiempos y hacer de Agar una madre sustituta.
El niño que naciera se consideraría hijo de Abram y Sara, no de Agar. Sara tal vez pensó que esto era una forma de cumplir la promesa de Dios. El Señor había prometido que Abram sería "padre de muchas naciones" pero no había dicho quien sería la madre.
Lo que sugirió Sara no era la voluntad de Dios sino un pecado de incredulidad que además, los afectaba como matrimonio ya que la voluntad de Dios es que un hombre y una mujer vivan juntos y tengan una relación de una sola carne.
Abram atendió al ruego de Sara. ¡Cuánto le atormentaría a ella el pensamiento de no haber sido capaz de dar un hijo a su esposo y tener que entregarlo a una mujer más joven y fértil! Abram fue tan responsable de pecado por escuchar y seguir el consejo incrédulo e insensato de su esposa. Tanto a él como a Sara les faltó sabiduría.
Abram no se negó a hacer algo que afectaba a su relación y no defendió su matrimonio, obsesionado sólo con tener un hijo. No esperó en Dios, no quiso continuar creyendo en un milagro Divino y prefirió pecar contra Dios y su matrimonio, acostándose con la sierva egipcia.
En la vida matrimonial a veces se toman decisiones apresuradas, producto de la desesperación e incredulidad, que tienen nefastas consecuencias. No se puede responsabilizar de esas decisiones y sus consecuencias sólo a una de las partes. Tanto el esposo como la esposa tienen responsabilidad.
El corazón es engañoso y la mente siempre encontrará razones para justificar una acción. En momentos de crisis hay que ser muy honestos para discernir la voluntad del Señor por sobre los propios sentimientos, caprichos y frustraciones.
El problema de Abraham y Sara era la imposibilidad de tener hijos, otras parejas podrán tener como problema lo contrario: haber tenido muchos. Otros matrimonios tendrán desencuentros por defectos de uno o ambos cónyuges, por aspectos económicos, sexuales y hasta religiosos. Siempre habrá problemas y todos son factibles de superar con buena disposición, amor y sobre todo poniéndolos en manos del Señor