Sara: (princesa; forma antigua: Saraí). Esposa de Abraham y madre de Isaac.
Según Génesis 20:12, era también hermanastra de Abraham. Acompañó a este desde Ur de los caldeos hasta la tierra prometida.
Cuando se refugiaron en Egipto a causa del hambre en Canaán, Abraham temió que la belleza de Sara pusiera en peligro su propia vida y dijo que era su hermana. Precisamente por esto, llevaron a Sara al harén royal. Dios libró milagrosamente a la que sería la madre del pueblo escogido, tanto en esa ocasión como en otra parecida en Gerar (Génesis 12 y 21).
Sara escuchó la conversación de tres visitantes celestiales que reiteraron a Abraham la promesa de un hijo. Al reírse ella de tal posibilidad para una pareja de más de 90 años de edad, Jehová la reprendió y anunció que daría a luz el año siguiente (Génesis 18). Sara murió a los 127 años y la sepultaron en la cueva de Macpela (Génesis 23).
El Nuevo Testamento pone a Sara como ejemplo de fe (Romanos 4:19; Hebreos 11:11) y de sumisión (1 Pedro 3:6). En la alegoría de Gálatas 4:21–31, Sara, la mujer libre, representa el nuevo pacto de libertad, en contraste con la antigua esclavitud.