El Crecimiento de una Mujer
Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.
2 Pedro 3:18
La mayoría de nosotras no acepta con agrado la idea de envejecer. Hemos crecido en una cultura que premia la juventud, la energía y la actividad constante. Estamos en una cultura que se niega a dejarnos envejecer porque podemos lucir como de 35 aun a los 50.
Como mujer de valor, estás creciendo constantemente
Podemos hacernos un rejuvenecimiento facial, teñir nuestro cabello, hacer ejercicios cada mañana y encima, dirigir una gran compañía. En algún lugar perdimos el respeto que solía venir con un poco de canas y una disminución en la flexibilidad del torso.
Si vamos a crecer en la gracia y el conocimiento del Señor, como lo menciona Pedro en el versículo precedente, solo tenemos una alternativa. Debemos crecer en mente, espíritu y cuerpo, y entender la bendición que viene con el paso del tiempo. Debemos honrar nuestras grises cabelleras y agradecer a Dios por las oportunidades que nos ha dado de crecer, madurar y cambiar para bien.
Pocas de nosotras quisiéramos volver a nuestra juventud, porque hemos trabajado demasiado duro para alcanzar el conocimiento acerca de la vida, el amor y el Espíritu que tenemos hoy.
Como mujer de valor, estás creciendo constantemente. Creces en edad, sabiduría y belleza con el paso de cada día. Estás creciendo en el favor especial de Dios porque te pareces más y más a él. Sé agradecida por cada día y cada momento en los que eres su luz en el mundo. ¡Continúa brillando mucho más allá de tus días!