El Perdón te Libera

Cuando alguien otorga perdón, a la primera persona que se libera es a ella misma porque, antes de que el perdón llegue a los demás, primero toca su vida

“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. (Mateo 6:12)

La mejor medicina para el ser humano es el perdón. Las cadenas más fuertes se rompen a través de él. Las puertas más seguras solo las abre el perdón. Las murallas más grandes las derriba el perdón. No hay nada que se le compare, y la mejor manera de conocerlo es a través de la obra de Jesús en la Cruz.

Algunos cierran su corazón y dicen que no pueden perdonar a quienes les hicieron algún daño y prefieren seguir castigándolos con el látigo de la indiferencia.

Cuando alguien otorga perdón, a la primera persona que se libera es a ella misma porque, antes de que el perdón llegue a los demás, primero toca su vida y rompe las cadenas del resentimiento.

El perdón trae reconciliación, armonía, paz y comunión.

El salmista dijo: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado” (Salmos 32:1). Hay una bendición especial cuando se desata el perdón.

Cuando lo recibimos de parte de Dios, Él rompe cadenas, trae la felicidad y la alegría a nuestras vidas. Por eso el salmista dice que es feliz, dichoso, alegre el hombre que ha recibido el perdón de Dios. Cuando alguien recibe el perdón de Dios, le es fácil transmitirlo.

Con la misma medida que uno mide, así lo mide el Señor. Cuando usted se resiste a perdonar, todas sus transgresiones vuelven a florecer.

Perdonar es olvidar, y eso fue lo que hizo Jesús con nuestros pecados. Cuando Dios transmite perdón olvida completamente. “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Salmos 103:12).

Es importante entender que:

– Necesitamos recibir perdón. Las primeras palabras del Señor Jesús en la Cruz fueron “…Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen…” (Lucas 23:34a).

– Sometimiento. Cuando alguien se somete a Dios puede resistir el rencor y el resentimiento. “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:7-8).

– El perdón es una decisión. No perdonamos a las personas porque lo merezcan, sino porque ese es el carácter de Cristo. Si podemos perdonar pequeñas ofensas, estaremos listos para perdonar aquellas que nos parezcan grandes.

– El perdón es unilateral. Es como cuando usted perdona una deuda y rompe el pagaré como señal de que no hay cuenta pendiente por cobrar.

ALGO EN QUÉ PENSAR

Durante el mandato de Andrew Jackson, uno de los Presidentes de los Estados Unidos, aconteció que un hombre de la oficina de correos vio que alguien estaba robando. Este empleado se llamaba George Wilson. Al ver al ladrón, tomó un arma, le disparó y lo mató.

Por este hecho fue condenado a muerte. Al enterarse de este episodio, el Presidente Jackson extendió el perdón, pero George Wilson no lo aceptó.

A causa de ello surgió un gran debate legal, que llegó hasta la Corte Suprema, y el Juez de la Corte estableció una sentencia en la cual dijo:

“La declaración del perdón es solo un pedazo de papel, pero tiene el poder de perdonar si lo acepta la persona que es objeto del perdón. Si la persona que es objeto del perdón se niega a aceptarlo, ésta no puede ser absuelta; por tanto, debe ejecutarse la sentencia de pena de muerte dictada contra George Wilson”.

Este hombre fue ejecutado por rehusarse a aceptar el perdón que se le había otorgado.

ORACIÓN
Amado Jesús gracias porque moriste en la Cruz por mis pecados; Señor, Te agradezco porque por Tu sacrificio fui perdonado de todas mis faltas y errores. Hoy decido extender el perdón a todos aquellos que me han herido en algún momento de mi vida, renuncio a toda amargura y resentimiento que haya permitido en mi corazón; hoy suelto toda carga de rencor y decido impartir perdón para recibir Tu bendición. Te amo Dios, amén.

DECLARACIÓN
“Las cadenas de angustia y culpabilidad fueron rotas por la gracia del perdón”.